Peores mujeres criminales de la historia

Olvida el estereotipo de que las mujeres son seres frágiles e inofensivos. Aunque en el siglo XIX uno de los peores crímenes femeninos pudo ser la prostitución, hoy día existen narcotraficantes, terroristas y asesinas que llevan los tacones bien puestos. Da vuelta a la página y bienvenido al mundo en el que la belleza no sólo es objeto de poemas y canciones; aquel en el que unos labios rojos también podrían dar la orden de matarte.

Mujeres Criminales

En estricto sentido, Eva no solamente fue la primera mujer de la tradición judeocristiana: también fue la primera criminal. Por su culpa fue la expulsión del Paraíso. Por su culpa, el sufrimiento de los hombres. Por su gran culpa, el enojo de Dios. Con aquel primer quebrantamiento de la ley (divina, cierto, pero norma al fin y al cabo) nació también el castigo y la condena; la irrefutable prueba de que desafiar la prohibición desemboca en la penitencia. A partir de aquel instante de la historia de la creación le han seguido muchas otras. Con el paso de los siglos, homicidas, secuestradoras, ladronas y traficantes de armas se han erigido como nuevas Evas; todas como infractoras de la norma, todas como mujeres criminales.

BIOGRAFÍA DEL CRIMEN.

mujer

El hombre fue durante siglos el principal objeto de estudio de la criminología. Hasta la fecha él es el modelo del asesino serial estándar y el que ha predominado como poblador de las cárceles del mundo. Por eso concebir a Hannibal Lecter como el estereotipo del caníbal no es gratuito. El análisis de la mujer como criminal, en cambio, en Occidente, inició hasta la Edad Media “para saber qué estaba ‘mal’ con ellas y por qué no eran ‘normales’ en el sentido en que no parecían cometer tantos delitos como los hombres”, dice Biko Agozino, profesor de sociología y coordinador de la Unidad de Criminología de la University of West Indies, en Trinidad y Tobago. En aquel entonces se creyó que el responsable era el demonio y las acusadas de una falta solían argumentar que el diablo las había orillado al mal. Sin embargo -y para su desgracia- la Inquisición tenía una sola respuesta que darles: había que expulsar al diablo de sus cuerpos. En el proceso alrededor de nueve millones de ‘brujas’ murieron en la hoguera.

Con la llegada de la Ilustración, y la publicación del Contrato social de Jean-Jacques Rousseau, la brujería dejó de considerarse una explicación para las fechorías. En su lugar se decidió que los seres humanos habían sido creados con un libre albedrío que les permitiría actuar bien o mal según eligieran. Entonces se aceptó que todo aquel que escogiera quebrantar los acuerdos que rigen a toda una comunidad recibiría un castigo correspondiente al delito cometido. Más adelante, a finales del siglo XIX, Cesare Lombroso, criminólogo y médico italiano, descubrió un cráneo que lo llevó a concluir que un criminal carecía de la libertad de elegir comportarse de manera violenta: estaba, de algún modo, determinado a ello. En contraste, y según Lombroso, la mujer era menos propensa a la agresión porque no tenían tantos estigmas psicológicos como un hombre que ‘nació’ criminal.

Aun cuando hubieron investigadores que descartaron este punto de vista, hubieron otros que lo retomaron. “Pudo haberse equivocado al asumir que puedes decir quién es criminal por la forma de algunas partes de su cuerpo, pero también pudo haber tenido razón al sugerir que la criminalidad podía estar en algunas familias durante generaciones como una manera de sugerir que era heredada o genética” dice Agozino. Por eso, para combatir los riesgos de la transmisión del crimen, los defensores de la eugenesia, en Estados Unidos, propusieron que, por ley, las mujeres con alguna incapacidad mental debían ser esterilizadas. Era, según ellos, el único modo de evitar el nacimiento de personas que no tuvieran la capacidad de tomar las decisiones morales necesarias para el buen funcionamiento de la sociedad. La mayor parte de las 80 mil condenadas que cumplieron con este requerimiento eran pobres y de ascendencia africana.

LAS MUJERES ARRIBA.

Femme Fatale

La criminal nace cuando se le otorga la oportunidad de infringir la ley. Y todo gracias a la lucha por la igualdad de género. Las consecuencias de este movimiento no sólo suponen que el rol social, beneficios y obligaciones de la mujer se modifiquen conforme a la ley. También les concede la posibilidad de quebrantarla. Desenvolviéndose en un nuevo estilo de vida tienen acceso a un universo del que antes estaban excluidas. Por ejemplo, “los crímenes de guerra solían ser un monopolio de los hombres, pero conforme las mujeres se involucraron más en el combate también se convirtieron en cómplices de violación y tortura“, dice Agozino. La clave está en el acceso a todo aquello que se requiere para cometer un crimen: sólo una mujer que sepa manejar podría robar un automóvil, sólo una chica que conozca de finanzas podría planear un fraude millonario y sólo una joven instruida en armamento podría detonar una bomba y convertirse en terrorista.

Hasta hace algunas décadas, la mujer era concebida para servir como madre y esposa. En su papel de dueña y señora del hogar, la falta de acceso a la educación y puestos de trabajo equivalentes al de los hombres la alejaban de la oportunidad de convertirse en criminal. Ni hablar de los vínculos económicos o emocionales que mantenían con éstos. Por eso, en sus inicios, una delincuente estaba irremediablemente ligada a un hombre. “Las bandas de mujeres solían ser jóvenes que servían como auxiliares de grupos masculinos. A principios de los años setenta empezaron a ser independientes. Ya no eran parte de las masculinas“, dice para CM Freda Adler, profesora de Justicia Criminal y experta en crimen femenino de la University of Pennsylvania en Estados Unidos. Por eso una dama que hoy día sea elegida para un puesto en el gobierno es tan peligrosa como un hombre. Puede, al igual que él, ingresar a un entorno de corrupción y abuso de poder que antes sólo estaba reservado para los caballeros.

Las Guerrilla Girls, que buscaron mostrar la presencia femenina en el arte durante los años ochenta, no fueron las únicas en aprovechar la incursión de la mujer en nuevos ámbitos sociales. Antes de ellas, la ficción ya había engendrado a más de una dama que disfrutaba de la ruptura de la ley. Julieta, del Marqués de Sade, es un memorable personaje que incursionaba en cuanta orgía era posible y transgredía toda limitación que una joven pudiera tener con respecto a la sexualidad.

Alfred Hitchcock, por su parte, deleitó a más de un espectador cuando convirtió a varias de sus protagonistas en delincuentes capaces de maquinar estafas dignas de cualquier mente maestra masculina. Marnie (1964), la ladrona, o la doble presencia de Madeleine, en Vértigo (1968), son el perfecto ejemplo de un par de amenazas encubiertas bajo unos seductores labios rojos.

El perfil de una mujer criminal no dista mucho del de un hombre que infringe la ley. “Su conducta delictiva es el resultado de una compleja interacción de factores personales, familiares, sociales y comunitarios que les sitúan en una mayor situación de riesgo” dice José Luis Alba Robles, profesor de Psicología y Criminología de la Universidad de Valencia. Según Alba Robles, en ambos casos, la violencia generalmente se deriva de factores como fracasos escolares, amistades antisociales, temperamento impulsivo, nivel socioeconómico bajo, familia delincuente o consumidora de drogas y que vive en barrios marginales o de escasos recursos. Con respecto a las estrategias y móviles, también son similares. Por ende, y pese a todo prejuicio que se tenga sobre el comportamiento delictivo de hombres y mujeres, la violencia no es cuestión de género, sino de naturaleza humana.

TU, ASESINA.

Fuerza bruta aparte, si bien es cierto que, por sus capacidades físicas, el hombre puede incidir en crímenes distintos a aquellos en los que participan las mujeres, el mundo actual aporta poco más de una solución a las ‘debilidades’ femeninas. Ahí están las armas para probarlo. Sin embargo, el empleo de estos recursos no sólo depende de que se tenga acceso a éstos, sino de las diferencias de comportamiento entre ‘ellos’ y ‘ellas’. Es decir, aun cuando existe la posibilidad de que una mujer tome una pistola y amenace a una víctima, en un caso de abuso sexual, la participación de las involucradas generalmente radica en ser cómplices de un hombre que violará a otra chica. Y, en los pocos casos en que una criminal actúa en solitario, su conducta no sólo es menos violenta que la de un hombre, sino que, a diferencia de éstos, no tienden a asesinar a sus víctimas.

En pocas palabras existe la posibilidad de que, aún como criminales, una mujer siga cumpliendo con el convencionalismo que dicta que una dama es mejor ‘portada’ que un caballero. Por eso la transgresora es vulnerable a enfrentar un doble juicio: el encabezado por la ley y el que le impone su comunidad. En sociedad, la infractora no sólo atenta contra el marco legal, sino también lo hace contra el rol que su círculo social espera que cumpla. “Las mujeres son juzgadas en su capacidad como madres o madres potenciales. Así, si ésta es una prostituta, será sentenciada con mayor severidad que si estuviera felizmente casada y con niños a los cuales cuidar” dice Biko Agozino. En pocas palabras, no todos las criminales son iguales o merecen el mismo castigo. Depende de quién cometa la falta y bajo qué circunstancias lo haga.

Aun así, esta indulgencia que la criminología feminista llama paternalismo familiar no es gratuita. Siguiendo este concepto, hay individuos que, se espera, podrían reformarse en sociedad a un menor costo del que implicaría recluirlos en una prisión y sin arriesgarse a que su criminalidad aumente en el encierro. Lo sorprendente es que en el caso de los hombres sucede lo mismo. Un desempleado y drogadicto es juzgado con más rigor que un padre soltero. Por eso un acto criminal no sólo se gesta en individuos con un perfil delictivo determinado, sino también nace de la definición que la sociedad elabora sobre el crimen y las ofensas que considera imperdonables por encima de infracciones menores. En los tiempos en que la mujer sólo era ama de casa, el aborto y la prostitución eran crímenes suficientemente graves como para encarcelar a las responsables. Actualmente, y gracias al dominio femenino en ciertas actividades sociales, la condena se dirige a nuevas figuras; esas que los periódicos señalan como narcotraficantes y asesinas seriales.

El estudio de la mujer criminal es también el análisis del rol que ésta juega en sociedad. La historia de su evolución como delincuente es también el recuento de la lucha por sus derechos y el debate sobre la igualdad de género. Y no, no fue el feminismo quien la convirtió en infractora, sino la posibilidad de igualar al hombre en el cumplimiento de sus necesidades y el acceso a las armas que éste ha empleado durante años. La asesina pasional hoy día es tan violenta como un hombre despechado y la terrorista que estalla en una plaza pública es tan fiel a su ideología como los pilotos que murieron en las Torres Gemelas en 2001. La mujer actual no ha dejado de ser madre y esposa. Sin embargo, en su afirmación como desinhibida amante y competente profesionista también se gestó la posibilidad de transformarse en un peligroso ser que espera venganza, que roba, que toma un arma y derrama sangre. Como aquella hermosa figura bíblica que eligió morder la manzana prohibida, posee la oportunidad de convertirse en criminal.

Mujeres de cuidado de la antigüedad.

Salomé (Siglo I d.C): ¡Córtenle la cabeza!

Salomé

“La hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes, por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese. Ella, instruida primero por su madre, dijo: ‘Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista'”, Mateo 14:6. Así retrata el Nuevo Testamento a la hija de Herodes Filipo y Herodías. Aprovechando su belleza, vengó el momento en que el predicador ‘se atrevió’ a criticar a su madre por casarse con el que antes era su cuñado: Herodes Antipas. Entonces el rey cedió: estando en la cárcel, el Bautista fue decapitado y el capricho de la joven le fue entregado en una bandeja.

Erzebeth Bathory (1561-1614): Quiero tu sangre.

Erzebeth Bathory

Fue la hija de un soldado aristócrata e integrante de la nobleza húngara. Sus sesiones de tortura y perversión incluían actos homosexuales, juguetes que ella misma construía y tormentos para todos las víctimas que personas de confianza capturaban para ella. “Sus cómplices desvestían a sus víctimas y las sostenían mientras Elizabeth desgarraba sus senos o quemaba sus vaginas con la llama de una vela“, dice Michael Newton en su libro The Encyclopedia of Serial Killers. Aunque fue arrestada en 1610 y acusada por 80 asesinatos, sólo fue condenada a vivir encerrada dentro de un cuarto en un castillo eslovaco.

Anne Bonny (?-1782) Dama Pirata.

Anne Bonny

Las mujeres fuertes e independientes no son un fenómeno exclusivo del siglo XXI. Como prueba esta irlandesa, que seguramente captaría la mirada de Jack Sparrow. Al cumplir 16 años se enamoró del pirata James Bonny, que se convertiría en su primer marido. Luego de dejarlo por otro corsario llamado Calicó Jack Rackam, conoció a Mary Read, con la que sobreviviría a un juicio enfrentado en 1720 alegando que estaban embarazadas. Como pirata usaba ropa de hombre, atacaba embarcaciones mercantiles y se cree que fue amante de Read. No se sabe qué fue de ella después de salvarse de la horca.

Marozia (892-955): Doña Pontíficie.

Marozia

Hija de Teofilacto, senador romano y conde de Tusculum. A pesar de haberse casado en tres ocasiones, su influencia en el Vaticano rebasó las de una fiel creyente y se convirtió en amante del papa Sergio III y, se cree, madre de Juan XI. A través de esta relación, y la que mantuvo con sus esposos, logró obtener poder y favores para manipular la política papal de la época, al grado de haber provocado el encarcelamiento y muerte de Juan X. Cuando su hijo Alberico II se rebeló por el último matrimonio de su madre, mandó a encarcelarla al Castel Sant’Angelo, en Roma, donde permaneció hasta su muerte.

Mata Hari (1876-1917): Mi chica es una espía.

Mata Hari

Su verdadero nombre era Gertrud Margarete Zelle y, bajo los velos que utilizaba como bailarina exótica, también estaba la mujer que fungiría como espía y revelaría información a la inteligencia alemana y francesa durante la Primera Guerra Mundial. Es decir, intentó ser una doble agente. “A través del striptease y la seducción, generó una serie de expectativas de lo exótico que provocaba que los hombres enloquecieran por ella y así conseguía información”, dice Octavio Contreras, historiador de la Universidad Iberoamericana. Fue descubierta y murió fusilada por los franceses en octubre de 1917.

Delincuentes famosas del siglo XX.

Julia Fazekas

Julia Fazekas, Muerte a domicilio: Apareció en Hungría en 1911. Durante la década siguiente fue encarcelada en 10 ocasiones -abortos ilegales- y creó una ’empresa de la muerte’ que cumplía con las necesidades de las mujeres para quienes sus maridos, recién llegados de la guerra, resultaban un estorbo. “Les ofrecía liberación: suministros de arsénico tras quemar un papel empleado para matar insectos y extrayendo el residuo letal”, dice Mark Newton en su libro The Encyclopedia of Serial Killers. En 15 años, se cree que 300 mujeres aprovecharon su oferta. Se suicidó antes de que la policía la arrestara.

‘Ma’ Barker (1872-1935): Mamá gallina.

'Ma' Barker

“Se ha convertido en parte de la mitología popular estadounidense como el cerebro del crimen femenino detrás de la famosa banda Barker-Karpis”, dice Nicole Hahn en The Encyclopedia of Women and Crime. Y no porque planeara o ejecutara las fechorías de sus cuatro hijos, sino por viajar con ellos y encubrir robos, secuestros y asesinatos. Para ella, sus retoños no eran delincuentes, sino perseguidos de la policía y la sociedad que necesitaban de su protección. Nunca fue arrestada, pero murió, junto con su hijo Freddie, en un tiroteo entre la banda y el FBI en 1935.

Irma Grese (1923-1945): Ángel de muerte.

Irma Grese

Sus 22 años no le impidieron ser una criminal de la Segunda Guerra Mundial. Tras el suicidio de su madre, Adolf Hitler la reclutó y se convirtió en supervisora de Ravensbrück, Auschwitz y Bergen-Belsen, campos de concentración nazis. Sobre las poco más de 30,000 prisioneras judías que tuvo a su cargo, la belleza de cabello rubio y ojos azules gustaba de soltar perros hambrientos, golpearlas con látigo y apalearlas hasta la muerte. Después del fin de la guerra, se encontraron tres lámparas fabricadas con piel humana en su cuartel. Fue ahorcada en diciembre de 1945.

Ruth Eisemann-Schier (1942): Primera en la lista.

Ruth Eisemann-Schier

En 1968 se convirtió en la primera dama en ingresar al listado del FBI: The ten most wanted fugitives. Junto con su cómplice, Gary Steven Krist fue acusada por secuestro y extorsión. La víctima fue Barbara Jane Mackle, estudiante de 20 años que fue enterrada en una caja de un metro de diámetro. Para su liberación [sí, sobrevivió a la experiencia bajo tierra], la familia pagó una recompensa de 500 mil dólares. Eisemann-Schier se fugó durante dos meses, pero terminó por declararse culpable y reconocer que todo lo hizo por amor a ‘Krist’, el verdadero artífice del plan.

Anna Mazza (años setenta): Llámame Corleone.

Anna Mazza

Nombrada la ‘Viuda Negra de la Camorra’, una organización criminal de Italia. Tras la muerte de su marido, Gennaro Moccia, dirigió el clan Moccia durante poco más de 20 años y ramificó su poder de manera inusitada. “No fue sólo una vengadora. Comprendió que sería más sencillo aprovechar el retraso cultural de los boss camorristas y disfrutar de una especie de impunidad reservada a las mujeres”, dice Roberto Saviano en su libro Gomorra. Una de las acusaciones en su contra fue la de armar la mano de su hijo -de 12 años- para matar al asesino de su esposo.

Katherine Ann Power (1949): ‘No’ a la guerra.

Katherine Ann Power

Inició como una estudiante revolucionaria que repudiaba la Guerra de Vietnam y terminó prófuga de la justicia estadounidense durante 23 años. En 1970, la que luego se haría llamar Alice Metzinger se armó de un revólver, una escopeta y una metralleta para robar 26 mil dólares del State Street Bank y su cómplice asesinó a un policía. Su objetivo era comprar explosivos para derretir las ruedas de un tren que transportaba equipo militar y dotar de armas a los Panteras Negras. Se declaró culpable en 1993 y, tras seis años en la cárcel, se le concedió la libertad condicional.

Wafa Idris (1974-2002): Encanto explosivo.

Wafa Idris

La primera mujer terrorista suicida entró en escena un año después del 11 de septiembre de 2001. Murió un domingo en la calle de Jaffa, en Jerusalén, al inmolarse con una carga de dinamita que hirió a 150 personas y asesinó a un hombre de 81 años. Nació en un campo de refugiados en una de las zonas más pobres de Cisjordania y se convirtió en enfermera y voluntaria de la Media Luna Roja. Tras ver morir a alrededor de 70 combatientes y vivir el asedio de los tanques israelíes, decidió convertirse en combatiente y hacer historia bajo la forma de una bomba humana.

Domino Harvey (1969-2005): Crimen vs Crimen.

Domino Harvey

Nació en un distinguido barrio londinense, hija de Laurence Harvey, un actor nominado al Oscar, y una modelo que posaba para la revista Vogue. De niña gustaba de decapitar sus muñecas y, a los 23 años, se ganaba la vida saliendo armada a buscar fugitivos de la justicia y erigiéndose como una cazadora de recompensas. Aunque era suficientemente hermosa como para trabajar y lucirse en las pasarelas, un día prefirió raparse, utilizar ropa de combate y pasearse por la calle acompañada de un perro pit bull. Murió a los 35 años mientras el FBI la investigaba por narcotráfico.

Nanny Hazel Doss (1905-1965): Ámame o muérete.

Nanny Hazel Doss

Después de casarse, a los 16 años, mató a dos de sus hijos. Tras contraer nupcias por segunda ocasión se deshizo de su marido y de su nieto. A principios de los cincuenta fue responsable de la muerte de su tercer esposo, de su madre, de dos de sus hermanas y de un cuarto cónyuge. Cuando su quinto compañero falleció a causa de los mismos síntomas que las víctimas anteriores [dolor estomacal y convulsiones], se descubrió que los había envenenado. En la cárcel, y antes de morir de leucemia, admitió que lo hizo por aburrimiento y por estar en busca del hombre perfecto y gran amor de su vida.

Cabra Girls (Principio de los años noventa): Ya llegó la banda.

Fue un grupo de mujeres que vagaba por las calles de Cabramatta, un suburbio australliano. Se involucraban con hombre de otras bandas y participaban en crímenes. Tras comenzar a consumir heroína y necesitar recursos para abastecerse, empezaron a venderla y a competir entre sí: “Antiguas amistades se quebrantaron y las dejaron aisladas y vulnerables. Después unas fueron encarceladas y otras murieron”, dice Nicole Hahn en su Encyclopedia of Women and Crime. Para 1999, las pocas que quedaban eran despreciadas por la comunidad que continuaba vendiendo droga.

Mujeres pesadas, grandes delincuentes contemporáneas.

María Eulalia Gpe. Buendía: LLEGA ‘LA LOBA’

María Eulalia Gpe. Buendía

No sólo es madre nativa del pueblo de Chimalhuacán, Edomex. A los 16 años estuvo a punto de morir. Pero se salvó y “de regreso entre los vivos, el empujón de la Virgen le alcanzaría para acumular en las décadas siguientes una larga lista de privilegios económicos y políticos, en público contubernio con las plantillas administrativas que entraron y salieron del Palacio Municipal”, dice Greco Sotelo en su artículo ‘Arqueología de la Ilegalidad‘ para la revista Letras Libres. Entre otras pequeñeces, se le culpa de homicidio, lesiones, ocupación ilegal de inmuebles públicos y rebelión. Inició como parte de las fuerzas populares del Partido Revolucionario Institucional [PRI] y luego se convirtió en líder de colonos de la Organización de Pueblos y Colonias [OPC]. Además de promover fraudes, beneficiar a sus conocidos con puestos en el poder, chantajear a la población e incitar a la violencia tuvo más de un enfrentamiento con la justicia y ha sido encarcelada en más de una ocasión. La última detención fue en agosto de 2000 mientras estaba en casa de una bruja para hacer una limpia.

A pesar de las más de 80 averiguaciones penales que había en su contra, en 1996 fue nombrada directora del sistema estatal para el Desarrollo Integral de la Familia [DIF] ¡Viva México!

Laura Wang-Woodford: ¡AHÍ VA EL ARMA!

Laura Wang-Woodford

Pensar en una mujer de 64 años podría remitirnos a la imagen de una indefensa señora. Pero ¡cuidado!, pues también podría tratarse de una traficante de armas. Esta ciudadana estadounidense fungía como directora de Monarch Aviation Pte, Ltd., una compañía de Singapur que se dedicaba a importar y exportar componentes comerciales y militares de aviones. Y así, durante más de 20 años, violó los tratados comerciales de su país y suministró material de aviación controlado a Irán. Para salirse con la suya, desde enero de 1998, exportaba las piezas a Singapur y Malasia para luego reexportarlas a Teherán, en Irán, sin obtener las licencias requeridas por Estados Unidos. Originalmente, las partes traficadas eran diseñadas para usarse en helicópteros. Fue arrestada en diciembre de 2007 cuando llegaba de Hong Kong y ha permanecido en la cárcel desde entonces. Además de declararse culpable, aceptó pagar 500 mil dólares al Departamento del Tesoro de Estados Unidos. A pesar de que su marido era presidente de la compañía, él sigue prófugo.

Cuando fue capturada, Wang llevaba catálogos de la China National Precisión Machinery Import and Export Corporation [CPMIEC], misma que fue sancionada por antecedentes de vender hardware militar a los iraníes.

Aafia Siddiqui: Quítate, Osama.

Aafia Siddiqui

No todos los egresados del Massachusetts Institute of Technology [MIT] buscan obtener un Premio Nobel. ‘Lady Al Qaeda’, neurocientífica y doctora en genética, eligió el camino de las armas y el combate a Estados Unidos en nombre de la resistencia paquistaní. En 2003, desapareció junto con sus tres hijos y, un año después, el FBI la acusó de utilizar su conocimiento en contra de América. Fue apresada en julio de 2008 luego de robar el rifle de un policía y balacear a un grupo de soldados y agentes estadounidenses en la ciudad afgana de Ghazni. Fue acusada de intento de asesinato y posesión de armas. Su salud mental también ha sido cuestionada: “Durante los dos días en que el jurado deliberaba anunció que ella podría boicotear el juicio y reiteró su deseo de despedir a los abogados de EU que fueron contratados por el gobierno de Pakistán”, dice Petra Bartosiewicz en su artículo ‘Al-Qaeda Woman? Putting Aafia Siddiqui on Trial‘ para la revista Time. Luego de que un jurado federal tomara una decisión, en febrero de 2009, fue declarada culpable por todos los cargos,

En 2008 fue arrestada luego de que se le encontrara un kilo de químicos venenosos, instrucciones para fabricar bombas y una lista de monumentos neoyorquinos, ¿Sospechosa?

Angie Sanclemente: Narco Reina.

Angie Sanclemente

No todas las reinas de belleza confunden a Confucio con el padre de la confusión. Algunas más inteligentes, como esta originaria de Barranquilla, Colombia, se convierten en líderes del tráfico de drogas, pasan inadvertidas ante la sociedad y gozan de bienes valuados en 3.2 millones de dólares. En resumen, su delito fue crear una banda internacional dedicada a traficar drogas de Argentina a Europa a través de México. Para ello, se servía de mujeres hermosas [llamadas ‘mulas’] que cargaba de estupefacientes para ‘mandarlas de viaje’. La primera en ser descubierta llevaba 55 kilos de cocaína en la maleta y llevó a la captura de otras presuntas implicadas. Desde diciembre de 2009, y hasta su arresto en mayo de este año, logró fugarse y sobrevivir gracias a una identidad falsa, Se le descubrió por el registro que hizo de su perro cuando llegó de viaje a Buenos Aires. Aunque ella asegura que no hay pruebas suficientes para incriminarla, enfrenta acusaciones de tráfico de drogas y venta de enervantes.

Aunque sus encantos le otorgaron el título de ‘Reina del café’, en Colombia, en el 2000 tuvo que renunciar a su corona ya que había ocultado que estaba casada cuando ganó el trono.

Sandra Ávila Beltrán: Reina de Reinas.

Sandra Ávila Beltrán

Empezó a trabajar en los años noventa. Al poco tiempo se convirtió en la responsable del transporte marítimo de cocaína de Colombia a México. El interés en esta actividad ilícita Venía de ‘familia’: la también llamada ‘Reina del Pacífico’ pertenece a un linaje que, durante tres generaciones, se ha dedicado al tráfico de drogas. Además de los lazos sanguíneos que la unen a los narcotraficantes Miguel Ángel Félix Gallardo y José Quintero Payán, se le llegó a considerar como una de las operadoras del Cártel de Juárez, organización criminal mexicana que alguna vez fue encabezada por Amado Carrillo Fuentes ‘El Señor de los Cielos’. Las faltas por las que se le acusa son delitos contra la salud, en modalidad de narcotráfico y, dado que se calcula que pudo haber lavado alrededor de 22.5 millones de dólares, operaciones con recursos de procedencia ilícita, Fue arrestada en 2007, a los 46 años, junto con Juan Diego Espinosa Ramírez, alias ‘El Tigre’, quien era su pareja y actuaba como intermediario entre ésta y algunos delincuentes.

Una de sus más reconocidas felonías fue en 2002, cuando trató de transportar nueve toneladas de cocaína pura mediante un buque atunero localizado en el puerto de Manzanillo, en México. Ah, y en 2004, los Tucanes de Tijuana le hicieron su canción.

Por María Teresa Hernández Reyes, Revista Conozca Más, pág 47 – 56 Edición 21.07 FUENTES: Hahn, Nicole. Encyclopedia of Women andCrime/ Newton, Michael. The Encyclopedia of Serial Killers, Saviano, Roberto. Gomorra/ findarticles.com/telegraph.co.uk/americanmafia.com/independent.co.uk/elpais.com/atimes.com/mfa.gov.il/time.com/eluniversal.com. mx/tetraslibres.com/illegaleconomy.com/cronica.com.mx/ nydailynews.com/history.ucsb.edu/trutv.com/womenshistory.about. com/Entrevista con Freda Adler, profesora de Justicia Criminal y experta en crimen femenino de la University of Pennsylvania en Estados Unidos/ Entrevista con Biko Agozino, profesor de sociología y coordinador de la Unidad de Criminología de la University of West Indies, en Trinidad y Tobago/Entrevista con Manuel Eguilior, criminólogo e intendente jefe de la Policía de Calpe en España/Entrevista con José Luis Alba Robles, profesor de Psicología y Criminología de la Universidad de Valencia

16 comentarios en «Peores mujeres criminales de la historia»

  1. Quién pidió la cabeza de Juan el Bautista no fue Salomé sino su madre, Herodías. El rey tenía invitados y Salomé había danzado de forma tal que Herodes quedó encantado, así que prometió delante de todos que le concedería lo que quisiera, por lo que, acudiendo al deseo de su madre, Salomé pidió la cabeza de Juan. Herodes apreciaba mucho al profeta, pero como había hecho una promesa en público sintió que no tenía más remedio y mandó decapitar a Juan. Efectivamente, la cabeza del primo de Jesús le fue entregada a Salomé en una bandeja.

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  2. Faltó incluir a la Señora Elba Esther Gordillo, por el delito de secuestro a todo un sistema de educacion publica, macro robos, trafico de influencias y aparte estar bien p1nche fea!

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  3. Aafia Siddiqui “…
    el FBI la acusó de utilizar su conocimiento en contra de América”. Ese delito existe??!!?? a poco te pueden detener con esa clase de argumento?

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  4. que aburrido post…ya solo porque acaba de salir en las noticiss el traslado de beltran pones esto….ultimamente no has puesto algo interesante tipo MARCIANOS.COM.MX

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  5. ufff… largo, pero lo lei todo… interesante… para aquellas mujeres que decian que la igualdad en las mujeres trairia solo cosas buenas, ahi esta la prueba… Pd. No con esto quiero que suene misogino mi comentario, al contrario, aplaudo que las mujeres puedan hacer lo mismo o mas que los hombres…

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    • que igualdad? osea si estas mujeres son concecuencia de la igualdad quieres decir que los hombres son asecinos?porque piensan que las mujeres queremos ser iguales que los hombres? eso jamaz siempre seremos mucho mejores

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      • a claro las mujeres mejores que los hombres….pero quien se atreva a decir que los hombres somos mejores que las mujeres es un machista misogino no?

        basura hipocrita

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