El atroz crimen del Dr. John Webster

John White Webster vino al mundo en el seno de una prominente familia de Boston, Estados Unidos, y para 1815 se graduaba del Harvard Medical College. Como miembro fundador de la Linnaean Society of New England, Webster tuvo la oportunidad de resguardar los especímenes que coleccionaba la organización, hecho que terminó influyendo en su profunda fascinación por la biología y geología. El doctor Webster siempre anheló destacar en la historia. Y lo consiguió, aunque no de la forma que había imaginado.

Doctor John Webster asesino boston

Tras recorrer Europa para continuar su formación educativa, realizando estudios en las Azores e Inglaterra, finalmente regresó a su tierra natal y se dedicó a la práctica médica privada. En 1824, el Harvard Medical College lo nombró conferencista de geología, química y mineralogía, y tres años después le otorgaron una catedra completa. Por aquella época, la institución ya utilizaba cadáveres de criminales ejecutados para impartir clases prácticas de biología pero, lo que pretendía hacer John Webster iba mucho más allá de los fines educativos.

Danzando con la muerte.

En el pasado, el médico había investigado sobre la galvanización de nervios y músculos, por lo que decidió aplicar la teoría sobre el material que le ofrecía la institución, replicando el famoso experimento de Giovanni Aldini con el cuerpo un criminal ejecutado. Webster dispuso de los cadáveres de Sylvester Colson y Charles Marchant, ambos acusados de asesinato, motín y piratería. Aunque solamente Colson fue ejecutado en la horca, Marchant terminó suicidándose en prisión. En esa época, era algo bien visto que los médicos ofrecieran espectáculos públicos con toda clase de experimentos grotescos y Webster no fue la excepción, llegando al punto de solicitar a la prensa.

harvard medical college
Harvard Medical College

El Columbian Centinel, en la edición del 3 de febrero de 1827, reseñó los experimentos de John Webster como una demostración memorable. El cadáver de Colson fue conectado a una batería mediante unos cables que iban a su boca y uretra. Al aplicar corriente, “se suscitaron convulsiones. Cuando los cables se trasladaron al ojo, el órgano se abrió y realizó movimientos erráticos”. El reportero que cubrió el experimento también reseñó diversos movimientos en las extremidades inferiores, incluidos los dedos de los pies que se retorcían con cada descarga eléctrica. Una vez finalizado el experimento, Webster anunció que la demostración había sido un éxito.

Los problemas económicos.

John Webster tenía una reputación de eminencia médica y su trabajo como profesor le había dado popularidad; sin embargo, el hombre enfrentaba serios problemas económicos a medida que envejecía. Mantener el lujoso estilo de vida al que estaba acostumbrado y proporcionar manutención a sus cuatro hijas lo hicieron endeudarse, aunque lograba entretener a varios de los escritores e intelectuales más destacados de Nueva Inglaterra. Era famoso por sus prácticos chistes macabros.

Henry Wadsworth Longfellow
Henry Wadsworth Longfellow

El poeta Henry Wadsworth Longfellow, una de las personas que asistió a los espectáculos, cierta ocasión relató como Webster sorprendió al público tras bajar las luces y ponerse una soga al cuello. Iluminado solamente por el reflejo proveniente de un recipiente con productos químicos, el médico dejó caer la cabeza hacia el frente y sacó la lengua dando la impresión de que se había ahorcado. Independientemente de la impresión que se llevaron sus invitados, aquel acto fue una extraña premonición de lo que sucedería después.

El lado oscuro de John Webster.

En 1842, John Webster estaba más endeudado que nunca, por lo que solicitó un préstamo de US$ 40,000 al Dr. George Parkman, un colega. Parkman era un hombre muy conocido en Boston, miembro de una de las familias más ricas de la ciudad y dueño de diversas propiedades. Se calculaba que poseía una fortuna neta de US$ 500 mil (bastante dinero para esa época). Era algo común ver al Dr. Parkman recorrer las calles de Boston para cobrar sus alquileres, un hombre tan ahorrativo que incluso se privó de comprar un caballo para tal fin.

George Parkman
George Parkman

Webster siguió acumulando problemas y no pudo pagar el préstamo a Parkman. Peor aún: recurrió a otros usureros para obtener más préstamos. Como garantía por el préstamo, Webster había hipotecado diversas pertenencias personales, entre las que se incluía su valiosa colección de especímenes. Parkman procuró ser indulgente con su colega, pero terminó enfurecido cuando supo que Webster había solicitado otros préstamos dejando en garantía la misma colección que le había prometido.

George Parkman acudió a la Universidad y se las arregló para recibir el salario de Webster, de forma que pudiera abonar a la deuda. El 23 de noviembre de 1849, John Webster se presentó en la propiedad de Parkman y acordaron verse en el Medical College por la tarde. Diversos testigos observaron al Dr. Parkman ingresar al aula de Webster en la institución aquel día, y nunca más se le volvió a ver. Por su parte, Webster se presentó en una cena poco después de la desaparición de Parkman y no manifestó señal alguna de nerviosismo. Eso sí, a la mañana siguiente se presentó muy temprano a su puesto de trabajo.

La desaparición de George Parkman.

La policía de Boston, presionada por la influyente familia Parkman, emprendió una búsqueda frenética para dar con el paradero del doctor. Además de la enorme recompensa por información útil, los Parkman colocaron miles de carteles por toda la ciudad. John Webster fue sometido a un interrogatorio, pero se limitó a decir que Parkman había abandonado su laboratorio tras recibir una parte del préstamo.

recomensa dr george parkman

Cuatro días después de la desaparición, la policía allanó el aula de Webster (incluido el laboratorio y el aula de disección) pero no encontraron nada que incriminara al profesor. Lo único que advirtieron fue la existencia de diversas manchas de ácido y signos de que las bóvedas de disección habían sido limpiadas poco antes.

El testigo estrella.

Ephraim Littlefield, el intendente del lugar que más tarde se convertiría en el testigo clave del juicio contra John Webster, se mostró muy inquieto al saber que figuraba entre los principales sospechosos de la desaparición. En su declaración, mencionó ver a George Parkman ingresar al aula de Webster el mismo día que despareció, y apuntó que más tarde, cuando se disponía a hacer la limpieza del lugar, lo encontró asegurado por dentro. Aunque nadie respondió cuanto tocó a la puerta, recordó que había escuchado “agua correr” en el interior.

Littlefield sospechó que había algo inusual cuando vio a Webster dirigirse varias veces del almacén de combustible al horno del laboratorio. Es más, Webster mantuvo encendido el horno tanto tiempo que la pared contigua llegó a calentarse, algo muy inusual. Cuando observó a Webster abandonar el aula, Littlefield trepó hasta alcanzar una de las ventanas para echar un vistazo (el profesor había asegurado las puertas).

John Webster
John Webster

A excepción de las extrañas manchas de ácido, no encontró nada fuera de lugar. Sin embargo, recordó que Webster se comportó de forma extraña y, como diría más tarde a la policía, le hizo algunas preguntas sobre la desaparición de Parkman y las bóvedas de disección. Después que la policía registrara el aula, Webster sorprendió al intendente al obsequiarle un pavo de Acción de Gracias, cosa que nunca antes había hecho.

Precisamente el día de Acción de Gracias, Littlefield tuvo oportunidad de seguir investigando y se escabulló al pozo de desechos que se ubicaba bajo el laboratorio privado de Webster. Tras encontrar huesos humanos, rápidamente se dirigió a la casa de otro profesor y llamaron a la policía.

El crimen.

Aunque resultaba imposible corroborar que eran los restos de George Parkman (recordemos que aquello era una bóveda de disección), la policía decidió arrestar a John Webster y acusarlo formalmente por el asesinato del Dr. George Parkman. Webster se declaró inocente e intentó culpar al intendente de todo. Después, buscó quitarse la vida dentro de la prisión pero la estricnina que ingirió sólo lo enfermó.

partes de George Parkman

Cuando buscaron al interior del horno encontraron otros fragmentos de hueso y un cofre con un torso parcialmente incinerado y sin extremidades. Aunque en esa época no era posible hacer una confirmación estilo CSI, a partir de diversas marcas y la extrema vellosidad en el torso, la Sra. Parkman confirmó que se trataba de su esposo. Los investigadores también descubrieron la ropa con sangre de Parkman y un grupo de expertos de la facultad de Harvard realizó un sesudo análisis forense para corroborar que la altura de esos restos coincidía con la del desaparecido.

El doctor asesino de Boston.

En Boston, el asesinato de George Parkman era el tema principal de conversación y los periódicos locales no se inmutaron en publicar toda clase de hipótesis sobre el crimen. Aunque John Webster ya estaba en prisión, sus colegas y amigos se rehusaron a creer que alguien tan brillante hubiera sido capaz de un crimen tan atroz. En múltiples hipótesis presentadas por la defensa de Webster se acusaba directamente a Ephraim Littlefield del asesinato de Parkman, supuestamente por el rencor que guardaba hacia la clase alta y John Webster en particular.

Sin embargo, el jurado encontró pruebas suficientes para llevar a John White Webster a juicio por asesinar y desmembrar al Dr. Geroge Parkman. El estigma de tal acusación terminó logrando que sus antiguos colegas se distanciaran de él y su familia. Muchos abogados destacados, incluido el eminente Daniel Webster, se negaron a llevar su defensa.

Sentencia y ejecución de John Webster.

Tras un largo juicio que se extendió por doce días, con Ephraim Littlefield como testigo principal, se tomó la decisión de declarar a John White Webster culpable de asesinato y sentenciarlo a morir en la horca. En esa época la opinión pública estaba dividida sobre la culpabilidad o inocencia del profesor y los abogados intentaron una apelación. Argumentaron que el juez Lemuel Shaw había cometido varios errores durante el proceso, pero la solicitud fue rechazada al igual que la petición de indulto al gobernador.

asesinato de parkman

Al final, desesperado por salvar el pellejo, John Webster redactó una confesión completa sobre el asesinato de Parkman, pero hizo énfasis en que había actuado en defensa propia cuando Parkman se puso agresivo a la hora de cobrar la deuda. Tenía la intención de demostrar que no había actuado de forma premeditada, sino que fue un “arrebato de locura”. Sin embargo, el gobernador no tuvo piedad y la sentencia se mantuvo igual.

El 30 de agosto de 1850, el otrora eminente John White Webster murió en la horca. Fue un espectáculo público y el cuerpo fue sepultado en el Boston’s Copps’ Hill Burying Ground (el Harvard Medical College nunca mostró intención de reclamar los restos para disecarlos). Aunque algunos rumores aseguraban que la ejecución de Webster había sido un montaje, y que realmente se había escapado a las Azores, con excepción de un fondo recaudado en su beneficio, la familia quedó en la total indigencia. Por otro lado, Ephraim Littlefield cobró la recompensa que ofrecía la familia Parkman y se retiró.

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