El día que los gusanos invadieron el mundo

Al comienzo eran diminutos y la mayoría no representaba amenaza alguna. Recuerdo que los más grandes tenían el tamaño aproximado de un dedo meñique. Inusualmente regordetes como para considerarlos lombrices de tierra, pero presa fácil para cualquier roedor. Sin embargo, en el transcurso de las semanas empezaron a surgir rumores de gusanos mucho más grandes. En las noticias no se hablaba de otra cosa que no fueran los gusanos que emergían de la tierra cuando llovía.

gusanos invadieron la tierra(1)

En nuestro caso, la situación se puso tensa cuando las mascotas de los vecinos empezaron a desaparecer. Y después… niños. Estos gusanos eran mucho más rápidos de lo que supondría cualquier biólogo. Con mis propios ojos atestigüé cuando uno del tamaño de un gran danés derribó al Sr. Sánchez.

Parecía un pedazo de cable de un puente colgante constituido de carne pálida y viscosa. Puro músculo. Este gusano siguió a Sánchez por toda la calle hasta que lo atrapó e inmediatamente empezó a constreñirlo. Fui hasta la camioneta por mí escopeta, a sabiendas de que no podría hacer nada por el pobre viejo.

Estos gusanos excretaban una sustancia cáustica, un líquido viscoso que dejaba pequeños rastros por donde quiera que se arrastraban. La producción de esta cosa química se hacía particularmente intensa cuando se alimentaban. Escurría por sus cuerpos blandos como sudor y disolvía todo lo que tocaba.

El primer disparo lo utilicé para aliviar el sufrimiento del viejo Sánchez. Las siguientes rondas fueron directo al gusano. Matarlos no era cosa sencilla e incluso después de hacerlo pedazos, con la motosierra terminé los trozos que aún se retorcían. Después lo quemé todo en una hoguera en la parte posterior de mi casa.

Siempre supuse que el mundo terminaría de alguna forma horrible. Nunca imaginé que con gusanos y mucho menos que estaría aquí para verlo. La parte positiva es que estábamos preparados para hacerles frente. Antes de irnos a la cabaña en las montañas, la última noticia que vimos era de Nueva York.

Un gusano se había enredado en la Estatua de la Libertad, uno tan grande que podía envolverla dos veces. A medida que el gusano secretaba sus jugos corrosivos, la icónica estructura de cobre quedó reducida a un torrente de líquido verde. Cuando llegamos a la cabaña dejamos de ver la televisión y escuchar la radio. Aquí, la mayor parte del tiempo transcurre con tranquilidad.

Pero, ayer tuve que aniquilar a uno de esos malditos gusanos. Apareció en el patio trasero y tenía el tamaño de un automóvil sedán. El clima nos juega en contra y parece que lloverá mucho en los próximos días. Con suministros y municiones estamos a tope, pero nada de eso importará si aparecen demasiados. O si uno de los grandes desciende por la montaña como una avalancha de carne.

Si la situación se pone grave, intentaremos alcanzar la costa. Con suerte encontraremos un bote y en el agua no habrá nada. Por supuesto, la cabaña tiene un sótano fortificado… pero también está bajo tierra. Si bajas y escuchas con atención, ocasionalmente puedes percibir algo moviéndose en la tierra.

Grand_Theft_Motto

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