¿Cuál es la mejor forma de desarrollar músculo y fortalecer los huesos? Cualquiera diría que practicar ejercicio regularmente. Aunque, en el futuro podríamos tomar un atajo en el desarrollo de un cuerpo más saludable. Y es que un equipo de investigación de la Universidad de Medicina y Odontología de Tokio identificó una sustancia química capaz de imitar algunos beneficios del ejercicio físico.
Se trata del locamidazol (LAMZ), un fármaco que busca limitar las consecuencias de una locomoción reducida y mejorar la fragilidad ósea en individuos incapaces de realizar actividad física. Durante el desarrollo de un tratamiento adecuado, los científicos japoneses crearon un método para “vigilar” la salud de las células en huesos y músculos.
Posteriormente, sometieron a prueba 296 compuestos químicos para observar sus efectos en la producción y diferenciación de osteoblastos, miocitos y osteoclastos. Gracias al método antes mencionado, detectaron ocho compuestos que promueven la salud y diferenciación en las células de los huesos y músculos.
Y de este grupo, solo uno mostró capacidad para mejorar la función de los mioblastos y osteoblastos, promoviendo el desarrollo del tejido muscular y óseo. Es el locamidazol o LAMZ.
Músculos y huesos más fuertes.
En otra etapa de la investigación, el equipo suministró LAMZ a un grupo de ratones y monitoreó sus efectos en el organismo. Aunque no observaron efectos secundarios evidentes, la fibra muscular de los animales tratados aumentó, así como su fuerza muscular máxima y la generación de hueso. También observaron que la sustancia redujo la reabsorción ósea en términos generales.
Pero, el hallazgo más curioso sobre el locamidazol es su capacidad para imitar las rutas de señalización del calcio y el PGC-1α, que se encargan de mantener el tejido muscular y óseo en los humanos. Generalmente, estas rutas de señalización se activan durante el ejercicio físico. De hecho, el LAMZ se probó en ratones con osteoporosis y sarcopenia, condiciones que provocan la pérdida del tejido óseo y músculo esquelético, respectivamente.
El fármaco mejoró y reforzó la salud celular, reduciendo la fragilidad locomotora de los animales enfermos. Sin embargo, los investigadores advierten que el LAMZ, pese a su capacidad de imitar algunos efectos del ejercicio físico, no es un medicamento para perder peso. En las conclusiones del estudio escribieron explícitamente que “este tratamiento no afectó el peso corporal [de los animales]”.
Simple ejercicio acelera el metabolismo mientras trabajas sentado.
Parece que la medicina todavía está lejos de desarrollar esa píldora mágica que nos ahorrará todo el sufrimiento de la dieta y el ejercicio. Aunque, siendo justos ese nunca fue el objetivo de esta investigación. El estudio buscaba mejorar la calidad de vida de aquellos individuos que padecen discapacidades físicas, demencia, enfermedades cerebrovasculares y otros padecimientos de los imposibilitan para desarrollar actividad física. Un fármaco como el locamidazol podría ayudar a mantener una adecuada salud muscular y ósea en estas personas.
Ok, sabemos cómo va a acabar esto, estas nuevas sustancias terminarán sustituyendo a los anabólicos o en su defecto será la nueva maravilla para mantener en forma a los sedentarios sin necesidad de matarse haciendo ejercicio XD