Atila, el supremo rey de los hunos

Atila el Huno, fue un famoso conquistador del siglo V, nacido alrededor del 406 d.C., que ayudó en la unificación del imperio Huno, en una región que actualmente comprende la nación de Hungría. Fue responsable por la construcción de un vasto imperio que se extendía por regiones hoy ocupadas por Rusia, Alemania, Polonia, y gran parte del sudeste europeo.

atila principal

Durante su reinado representó una de las más grandes amenazas de los imperios romanos Oriental y Occidental. Los propios romanos llegaron a referirse a Atila como “el azote de Dios”, gracias a los múltiples prejuicios que causaba al Imperio.

 

El inicio de un reinado.

Atila gobernó el Imperio huno del 434 al 453 d.C., como el sucesor de su tío, el rey Roas, y durante un corto periodo de tiempo compartió el trono con su hermano Bleda, ambos heredaron las hordas escitas, que se encontraban desorganizadas y débiles gracias a los conflictos internos. El primer objetivo de Atila fue reunir a sus súbditos con el fin de conformar a uno de los ejércitos más formidables y temidos de la historia.

En un inicio, Atila y Bledas concentraron sus acciones en el Imperio romano de Oriente (o Imperio Bizantino). En el año 434 el emperador romano Teodosio II ofreció a Atila y Bleda una determinada cantidad de oro anual, con la esperanza de comprar un acuerdo de paz duradero con los hunos. Sin embargo, esta paz no duró mucho. En el 441, los hunos atacaron al Imperio romano de Oriente. El éxito de esta campaña envalentonó a Atila para seguir con la expansión hacia el oeste. Logró pasar sin mucha resistencia a través de Austria y Alemania, saqueando y devastando todo lo que encontraba en el camino.

hunos ataque

En el 445, Bleda murió de forma repentina, dejando a Atila como el único rey de los hunos. De la misma forma que sucedió con Roas, la causa del deceso no fue registrada, pero las fuentes romanas de la época y los historiadores modernos creen que Atila mandó a asesinar a los dos. En el año 447, los hunos al mando de Atila ya habían alcanzado los muros de diversas ciudades importantes del Imperio Romano y dominado a toda la región de los Balcanes – un área geográfica enorme que se extendía desde el Mar Negro hasta el Mar Mediterráneo – con un fuerte y preparado ejército. Con estos hombres a sus órdenes, Atila logró invadir 60 ciudades fortificadas, dejando a gran parte de Europa en ruinas, un hecho admirable para la época.

 

El plan para asesinarlo.

En el año 449, Constantinopla envió a un embajador imperial, Maximino, supuestamente con la encomienda de negociar con Atila la creación de un área intermedia entre los dominios hunos y romanos, así como el retorno de los refugiados. Aquellos largos meses de planeación y viaje fueron registrados por Prisco, un historiador que acompañó a la comitiva.

Cuando el convoy romano cargado de dadivas llegó a tierras de los hunos, fue rechazado con ferocidad. El embajador (y Prisco) no tenían ni idea de que Bigilas, su intérprete, realmente había sido enviado para asesinar a Atila, en contubernio con Edeco, un consejero de Atila. Cuando Edeco le contó a Atila todo el plan, los romanos tuvieron que regresar con la cola entre las patas.

 

El matrimonio con Honoria.

Un año después del intento de asesinato, la princesa romana Honoria envió una carta y un anillo a Atila. A Honoria, hermana del emperador Valentiniano III, le habían impuesto un esposo que no le gustaba. En la carta enviada a Atila, Honoria le solicitada el rescate.

Atila interpretó el acto como una proposición de matrimonio y aceptó felizmente. La dote de Honoria incluía la mitad de las provincias del Imperio romano de Occidente, una oferta imposible de rechazar. El emperador romano se rehusó a aceptar el acuerdo y, como era de esperarse, Atila reunió a su ejército y partió para reivindicar a su nueva esposa. Los hunos invadieron con rapidez gran parte de la actual región de Francia y Alemania.

 

Batalla de los Campos Cataláunicos.

El avance de los hunos por la Galia se vio interrumpido en los Campos Cataláunicos, al noreste de Francia. Allí, el ejército de Atila se enfrentó con las fuerzas del general romano Aecio, que se habían aliado con los alanos y visigodos. Perturbados por malos presagios, los hunos esperaron hasta casi el anochecer para iniciar el ataque, y tuvieron el peor de los combates. Sin embargo, los romanos y sus aliados emprendieron la retirada al día siguiente.

La batalla no resultó decisiva, pero se considera la “Batalla de Waterloo” de Atila. Algunos historiadores han llegado a afirmar que la Europa cristiana pudo haber sido eliminada definitivamente se no ser por la derrota de aquel día. Tras perder, los hunos retornaron a su hogar para reagruparse.

 

Invasión de Italia.

balcanes

Atila siguió decidido a casarse con Honoria y reclamar la dote. En el 452, los hunos invadieron Italia, debilitada gracias a dos años devastadores de hambruna y epidemia. Los hunos rápidamente se hicieron de ciudades fortificadas, entre estas Padua y Milán; sin embargo, se vieron disuadidos de atacar Roma por la falta de suministros disponibles, y por la epidemia galopante a su alrededor.

Más tarde, el papa León I aseguró haberse encontrado con Atila para convencerlo de regresar, pero es probable que eso no haya sucedido realmente. Sin embargo, esta historia fue enaltecida y agregada al prestigio de la Iglesia Católica.

 

La misteriosa muerte de Atila.

Una vez que regresó de Italia, Atila contrajo nupcias con una adolescente llamada Ildikó. El matrimonio tuvo lugar en el 453 d.C., y se celebró con una fiesta enorme y mucho alcohol. Después de la comida, la pareja se dirigió al sitio donde pasarían la noche. A la mañana siguiente, Atila no aparecía y, nerviosos, sus siervos fueron hasta el lugar donde supuestamente dormía. Allí, los hombres encontraron a Atila que yacía en el suelo… estaba muerto. Algunos relatos dicen que estaba “cubierto de sangre”, y su esposa estaba escondida en un rincón, en estado de shock.

Algunos historiadores sugieren que Ildikó asesinó a Atila, pero esto parece poco probable. Quizá haya sufrido una hemorragia, o murió por envenenamiento alcohólico debido a la cantidad de sustancia que ingirió durante los festejos de la boda.

 

La caída del Imperio huno.

atila rostro

Tras la muerte de Atila, sus tres descendientes dividieron al Imperio y después lucharon para ver quién sería el rey supremo. Ellac (el mayor) prevaleció, pero mientras la guerra entre los hermanos tenía lugar, las tribus sometidas por los hunos se liberaron del Imperio, una a una. Tan solo un año después de la muerte de Atila, los godos vencieron a los hunos en la batalla de Nedao, expulsándolos de Pannonia (actualmente Hungría occidental).

Ellac terminó muerto en batalla y el otro hijo de Atila, Dengizich, se convirtió en el rey supremo. Dengizich tenía determinación por regresar al Imperio huno sus días de gloria. En el 469, envió una solicitud a Constantinopla para que el Imperio Bizantino volviera a pagar tributo a los hunos. Su hermano más joven, Ernakh, rechazó embarcarse en esta solicitud y abandonó, junto con todo su pueblo, la alianza con Dengizich.

Los romanos rechazaron la exigencia de Dengizich. El Imperio huno fue atacado y su ejército aplastado por fuerzas bizantinas comandadas por el general Anagestes. Dengizich sufrió el mismo destino que la mayoría de su pueblo: la muerte.

Las personas que sobrevivieron del clan de Dengizich terminaron uniéndose a Ernakh y fueron absorbidos por los búlgaros, ancestros de los actuales búlgaros. Transcurridos dieciseises años desde la muerte de Atila, los hunos habían dejado de existir.

 

El legado de Atila.

Aunque su imperio murió con él y no dejó ninguna herencia notable, Atila se convirtió en una figura legendaria en la historia de Europa. Muchas veces lo retratan como un gobernante bárbaro, sanguinario, despiadado y cruel, pero es importante recordar que todas esas historias provenían de sus enemigos, los romanos orientales.

El historiador Prisco, que pasó de la fatídica embajada a la corte de Atila, también observó que el rey era sabio, misericordioso y humilde. Prisco quedó sorprendido cuando vio que el rey huno utilizaba utensilios simples hechos de madera, mientras que sus cortesanos e invitados comían y bebían con utensilios de plata y oro. Atila no asesinó a los romanos que iban a asesinarlo, en lugar de eso, para liberar al asesino, solicitó un rescate equivalente a la cantidad de monedas de oro que iban a pagar a su consejero por traicionarlo y dio una gran lección de moral al emperador bizantino. Es seguro argumentar que Atila el huno fue una persona mucho más compleja de lo que su reputación supone.

Referencias:
BREVE HISTORIA DE ATILA Y LOS HUNOS, Ana Martos Rubio.
Wikipedia.

4 comentarios en «Atila, el supremo rey de los hunos»

  1. Gracias por las lecciones de historia Hery, se agradecen. Si la gente entra a internet a leer más y no solo a ver el trasero de las kardashians fueramos un poquito más sabios.

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