Miles de galaxias desaparecen de forma misteriosa

Toby Brown, sin exagerar, pareciera protagonista de una versión cósmica de la serie de televisión CSI. Este astrofísico recientemente descubrió la identidad de un asesino serial del calibre de Thanos: el plasma intergaláctico súper caliente. ¿Sus víctimas? Miles de galaxias.

El equipo de Brown, conformado por astrónomos de The International Centre for Radio Astronomy Research (ICRAR), en Australia, observó once galaxias en una región próxima del Universo. En varias de estas galaxias una nube de gas compuesta por hidrógeno, helio y cantidades menores de elementos más pesados, que sirven como materia prima para la formación de las estrellas, estaba siendo “succionada” por una especie de aspiradora de polvo invisible.

A medida que las estrellas ya existentes envejecían, la galaxia, incapaz de formar nuevas estrellas debido a la falta de materia prima, terminaba apagándose hasta que moría. Una serie de proyecciones artísticas proporcionadas por la institución nos ofrecen una idea sobre la escena del crimen: resulta sencillo observar grandes concentraciones de gas alejándose de la galaxia NGC 4921, situada a unos 320 millones de años luz de distancia de la Tierra. A continuación, la animación publicada por personal del ICRAR.

 

La materia oscura, el autor intelectual.

¿Pero, por qué sucede esto? Aunque el plasma intergaláctico súper caliente, nombre científico para esta mega aspiradora, tenga una parte de culpa por la desaparición de las galaxias, en realidad sería una especie de sicario empleado por algo mucho más enigmático: la materia oscura.

Todo lo que “podemos ver” es solo el 5% de todo lo existente en el Universo. El 95% restante se divide en 27% de materia oscura y 68% de energía oscura, ambos invisibles e indetectables. La existencia de la materia oscura únicamente se ha deducido por sus efectos sobre la región del cosmos que podemos ver y estudiar, conocida como materia oscura bariónica.

En otras palabras, gracias a la física y matemáticas sabemos que esa inmensa masa fantasma debe estar donde está para explicar la configuración y equilibrio del Universo. ¿Te produce inquietud? No creas que se trata de algo ajeno a los humanos. Por ejemplo, una hipótesis bien aceptada postula que todas las galaxias – la Vía Láctea incluida – están sumergidas en halos de materia oscura. Dichas estructuras cumplen un papel imprescindible en los modelos y simulaciones que explican la constitución y desarrollo de las aglomeraciones estelares. Es decir, resulta muy probable que haya aureolas de materia oscura en torno a nosotros.

 

De un halo a otro.

“Durante su vida, una galaxia puede habitar halos de diversos tamaños, con masas que pueden ser equivalentes a las de la Vía Láctea o mil veces mayores”, dice Brown. “La culpa la tiene la gravedad. Las galaxias y la materia oscura se atraen, y entre más masa, más grande es esa atracción. Por eso, los halos y las galaxias que ellos contienen se aglomeran en sistemas más grandes”. En el momento que pasan de un halo pequeño a otro de mayor tamaño, el misterioso asesino entra en acción.

“El plasma súper caliente probablemente se produce a partir del gas de estrellas muertas que previamente se separaron de sus galaxias”, dice el científico. La gravedad acelera estas partículas a velocidades superiores y, al menos para la física, las cosas que se mueven a una gran velocidad generalmente son cosas candentes.

Sin embargo, después que se calienta este plasma no logra volver a formar parte de la galaxia que lo originó. Atrapado entre ella y el halo de materia oscura, este material desterrado y “encabronado”, decide tomar venganza y empieza a succionar gas de su entorno, hasta que no queda nada para hacer nuevas estrellas. Un complot de la materia oscura digno de una historia de George Lucas.

 

El destino de las galaxias.

Según el equipo del ICRAR, ya se sabía que este proceso, cuyo nombre es ram pressure stripping, acontecía en conglomerados de galaxias mayores, con halos masivos. Pero esta fue la primera ocasión en que se observó en cúmulos de menor tamaño, a veces con tan solo dos galaxias. ¿Triste, no? Aunque quizá te resulte un consuelo saber que el otro camino disponible para una galaxia es una especie de suicidio, que empieza cuando la formación de estrellas rebasa su capacidad para reponer el gas.

colisión Vía Láctea y la galaxía de Andrómeda
Colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda.

Por otro lado, la Vía Láctea será un caso particularmente dramático en el futuro: “resulta poco probable que ese sea el destino de nuestra galaxia”, dice Brown. “La Vía Láctea colisionará con su vecina, la galaxia de Andrómeda. Los dos discos terminarán fundiéndose en un conglomerado rojizo muerto de forma oval, como una pelota de fútbol americano”. Andrómeda se aproxima a unos 400,000 km/h, pero todavía nos quedan unos 4 mil millones de años hasta que nos alcance. Aún no es hora de que te ajustes el cinturón.

Referencia: Cold gas stripping in satellite galaxies.

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