En la década de 1960, cuando la economía de Japón empezó a recuperarse tras la Segunda Guerra Mundial, la industria ferroviaria hizo su aparición en el país. A lo largo de estas seis décadas, los trenes han impulsado el desarrollo del país implementando tecnología e innovación de forma continua.
Cada día, al despertar, empezamos a ejecutar tareas que forman parte de una rutina programada. Ocasionalmente se presentan pequeñas alteraciones, pero es algo esperado, situación que termina convirtiendo nuestras semanas en algo previsible e incluso monótono. Podría parecerte una vida miserable, pero imagina una situación en la que al levantarte de la cama por la mañana y echar un vistazo a tus redes sociales, resulta que no conoces a ninguna de las personas conectadas, además que tu nombre ha sido alterado pero tu fotografía de perfil sigue mostrando tu rostro.
La posibilidad de los viajes en el tiempo ha venido fascinando a los seres humanos desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, a lo largo de la historia son contadas las veces que se han encontrado personas afirmando haber hecho algunos de estos viajes, es por este motivo que el siguiente personaje y su historia están dando mucho de que hablar.
Hay quienes dicen “si los consejos fueran buenos, no se darían, se venderían”. Pero, desde mi punto de vista esta frase resulta contradictoria, pues no deja de ser un consejo, una alerta de que no debemos seguir todo aquello que nos dicen. Sí, creo que es un buen consejo, pero hasta el punto donde te hace reflexionar para no correr el riesgo de seguir todo aquello que te digan. Siendo así, lo único que resta es aquello que te inspira a sacar tus propias conclusiones.
¿Qué te parecería pagar 70 dólares por un boleto de avión a Nueva York? ¿O 130 dólares a Madrid? ¿Un plan ejecutivo con cinco noches de cortesía en un condominio de cinco habitaciones en Breckenridge, Colorado? ¿Un mes entero de alquiler en una mansión de la Costa Amalfitana por 500 dólares? ¿Quizá una temporada completa en una estación de esquí en los Estados Unidos por el costo de tan solo seis días? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? Todo esto es posible si te conviertes en un trip hacker.
Incluso tengo miedo de decirlo aquí. En los años 90, todos los días regresaba de la Universidad por una avenida muy transitada y siempre tomaba cualquier autobús que bajara por dicha avenida. No importaba la ruta, lo importante era aproximarme a la estación de metro que se situaba al final de esta calle.
Cierto día, como de costumbre, tomé un autobús cualquiera, repleto de pasajeros y sin nada fuera de lo normal, como siempre lo hacía en la avenida. El trayecto solía extenderse durante media hora y lo aprovechaba para leer. En cierto momento, una mujer me abordó y dijo: “Tú no vas a Sietemás, ¿verdad?”. Bastante confundido por la pregunta, no le respondí nada. Ella volvió a hablar. “Este autobús va para Sietemás. Lo mejor es que te bajes”. Le sonreí y miré para todos lados. Lo juro, cada pasajero ahí dentro me estaba mirando.