La forma tradicional de hacer un tatuaje personalizado es concebir una idea, interpretarla mediante una conversación entre el cliente y el tatuador, pasarla a un bosquejo e irlo perfeccionando hasta que se transforme en la obra perfecta que el cliente quiere sobre su piel.
Desde hace algún tiempo, entre mis andanzas por la red, he notado cierta popularización de un tatuaje bastante simple: un punto y coma. Investigando un poco la tendencia, descubrí una historia realmente interesante tras esta moda.
Cuando la pequeña Honey-Rae vino al mundo, presentó dificultades respiratorias y tuvo que ser transferida de urgencia a una unidad de tratamiento intensivo. Las complicaciones del parto rápidamente fueron mitigadas por el personal médico, pero dejaron marcas.
Los tatuajes con estilo propio y las obras únicas se están propagando y adquiriendo nuevas dimensiones. Cada vez es más frecuente que los tatuadores sean vistos como artistas, personalizando diseños y deseos de los clientes de una forma realmente inolvidable para quien los porta en el cuerpo, pero también estamos quienes nos limitamos a apreciar las obras.
Tras la perfección y afinación de la pigmentación, los tatuajes realistas se volvieron toda una tendencia en el segmento del arte moderno corporal. Pero los tatuajes hiperrealistas se escapan a las habilidades de cualquier tatuador, y es que hay que tener las habilidades de un verdadero artista para hacerlos.
Ahora si que este tipo lleva a Apple hasta en la sangre.