Durante nuestras vidas, pasamos por momentos difíciles pero no podemos dejar llevarnos por las adversidades. Un ejemplo de fuerza y coraje viene de un perro llamado Smiley, un golden retriever que nació sin ojos y permaneció en un refugio de adopción a la espera de ser sacrificado, hasta que su actual dueña, Joanne George, lo adoptó, en Stouffville, Canadá.