Desde Nosferatu hasta Drácula, la literatura y el cine nos han enseñado que los vampiros adoran beber sangre. En lo que parece un digno candidato para los premios Ig Nobel, un grupo de estudiantes de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, elaboró un curioso ensayo: ¿si te encontraras con uno de estos míticos monstruos en la calle, cuánto tiempo le tomaría saciar su hambre?
Hablando de literatura, cine y series de terror (o de cursilerías, gracias por nada Crepúsculo y The Vampire Diaries), los vampiros siempre están en boga. Sin embargo, los de la vida real no siempre salen a escena. Alejándonos del concepto tradicional de los chupasangres que atacan humanos, la naturaleza cuenta con diversos ejemplares de animales “vampiros” que recibieron este apodo por su singular apariencia o simplemente porqué seguirán succionando sangre de sus presas tanto como la evolución se los permita.
Los centros de donación de sangre frecuentemente lanzan campañas en busca de donadores, ya que con el aumento de la población y la cantidad de trasplantes de órganos también crece la necesidad de nuevas bolsas de sangre. Tan solo en México deberían registrarse anualmente 5 millones de donaciones, pero en 2013 esa cantidad apenas y llegó al millón 700 mil donaciones.
A muchas personas les gusta tratar a sus mascotas como si fueran un miembro más de la familia. Sin embargo, existen personas que van más allá, individuos que dejan todas sus pertenencias en testamento a sus amadas mascotas… y después están las personas como la que aparece en el video que estás a punto de ver.
En comparación con muchas otras especies, los seres humanos poseen genomas increíblemente semejantes. Sin embargo, las pequeñas variaciones en nuestros genes o ambientes pueden hacer que desarrollemos características que nos vuelven únicos. Estas diferencias pueden manifestarse de formas poco comunes, por ejemplo, a través del color de pelo, la altura o las características faciales pero, ocasionalmente, una persona o población desarrolla una característica que los diferencia claramente del resto de la raza humana.
Éste es otro de esos casos que desafían cualquier explicación científica y cuya justificación más rápida sería la de un milagro. Es el caso de Maisy Vignes, una niña irlandesa que nació completamente sin sangre y, casi cinco años después de una recuperación sin explicación médica, inició su asistencia al colegio como cualquier niña de su edad, completamente sin secuelas.
