No hay forma de negar que la ciencia mejoró nuestro entendimiento del mundo de una forma sin precedentes, pero todavía restan muchas cosas que simplemente parecen no tener una explicación lógica y que han intrigado a los investigadores desde hacer décadas. Cosas como…
Partamos de la premisa de que nada en este mundo (y en otros) sucede por casualidad. Nada ocurre sin ninguna explicación, sin ningún orden de evolución, sin un conjunto de factores que se alternan para concluir en ese momento o fenómeno.
Los métodos de investigación y estudio científico son un buen ejemplo. Estos no surgieron de forma espontánea tal y como los conocemos en la actualidad. Estos, al igual que todo lo que conocemos, pasaron por un proceso de evolución. Y antes de que la tecnología pudiera levantar en hombros a nuestros científicos que se arrastraban por los suelos, algunos experimentos por demás extraños fueron realizados con un solo objetivo: saber más. Bueno, el conocimiento tenía que venir de algún lugar, ¿no?