Una de las cosas más “beneficiosas” de vivir en la costa es que terminas por acostumbrarte a las quemaduras solares, las personas que pasan mucho tiempo bajo el sol terminan por desarrollar cierta protección contra estas lesiones, evitando el doloroso e incómodo proceso de enrojecimiento y descamación, presentando únicamente la última fase que involucra el oscurecimiento de la piel.
Sin embargo, para los turistas poco experimentados, las quemaduras de sol son la primera manifestación de una exposición excesiva a la luz solar y nadie lo nota hasta que ya es demasiado tarde.