En los días en los que nos tocó vivir, el poder es una realidad engañosa, especialmente a nivel social, multitudinario, ya que existen individuos cuyas decisiones afectan, para bien y para mal, el destino de miles o incluso millones de personas. Es en este sentido de poder que la famosa publicación Forbes ha elaborado una lista con las personas más «poderosas» en el mundo, una selección de hombres y mujeres que, en el verdadero sentido, le deben a las circunstancias el hecho de estar en una posición de privilegio.
Como consecuencia, la lista podría dividirse en dos grupos principales. Por un lado, aquellos que son capaces de ejercer mucho poder, pero lo hacen de forma limitada, atentos a los deseos y designios de otros, la estructura que los mantiene en el lugar en que se encuentren y sin la cual difícilmente disfrutarían de lo que tienen. Tal es el caso del presidente de EE.UU., Barack Obama, el Presidente de Banco Central Europeo, Mario Draghi, la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro británico David Cameron: su poder es grande, sus decisiones afectan las vidas de muchas personas, incluso más allá de su área de influencia evidente, pero no son tan poderosos como a los que realmente obedecen.