¿Te cuesta delegar responsabilidades? ¿Crees que haces las cosas mejor que otros? ¿Sientes una necesidad constante por destacar entre los demás? ¿Estás constantemente buscando el éxito y no te sientes satisfecho con nada más? Quizá una respuesta afirmativa a estas preguntas pueda identificarte dentro del grupo de las personas perfeccionistas, una conducta que a muchos les parece positiva, pero que en realidad puede traer serios efectos secundarios.