Las hadas de Neville Colmore

Las hadas de Neville Colmore (14)

Un aventurero, inventor y fotógrafo escocés llamado Neville Colmore afirmó haber construido un dispositivo capaz de “… desprender el velo de las hadas …”. El dispositivo, que él llamó “Spectobarathrum“, producía hermosas placas fotográficas a las que llamó “fatagravures“, mediante de un proceso perdido. El “Spectobarathrum” original, junto con todas las imágenes que él afirmaba haber tomado se creía destruido en un incendio.

Estas imágenes asombrosas no se deben confundir con un trabajo posterior, y más familiar, las fotos de Cottingley del jardín de hadas basadas en la película de 1998 “Fairy Tale – A True Story”. Las fotografías de Cottingley fueron publicados alrededor de 1918. Estas se publicaron en 1890. Se presentaron en conferencias científicas y, en general ignoradas.

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Ángel captado en video

Ángel captado en video

Una extraña forma luminiscente con forma humana fue captada por las cámara de circuito cerrado en Jakarta, Indonesia el pasado 11 de septiembre. Existen muchas especulaciones sobre el origen de la criatura, para algunos se trata de un ser extraterrestre y la mayoría especula que se trata de un ángel.

Uno de los testigos de nombre Pramana Abbas, señala que “tras ver esa extraña luz que descendió del cielo, estuvimos toda la noche investigando de que se trataba, pero aun no tenemos una respuesta”.

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La llorona (versión colonial)

La leyenda de la llorona es quizá la leyenda más difundida a lo largo y ancho de México, existen tantas versiones como comunidades que afirman haber escuchando alguna vez al fantasma de la llorona, esta es la versión colonial y una de las más antiguas de las que se tenga registro.

La llorona estatua

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Cerdo con cabeza humana Guatemala

En un poblado de Guatemala nació este peculiar cerdo entre una camada de 11, que se distingue porque la cabeza pareciera la de un ser humano. Algunos de los pobladores supersticiosos se encuentran preocupados por la peculiar deformación genética que presentó el cerdo, yo estaría más preocupado por incrementar la cantidad de burdeles en la …

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Gaby, el infierno de Carolina

Historia de terror: Gaby (2)

—Señor, por favor, ayúdeme.
Esto fue lo primero que salió de los labios de la pálida joven que, con lágrimas en los ojos, me suplicaba auxilio.
—Por favor, cuéntame qué te pasa, Carolina.
Era una chica de estatura pequeña, con una delgadez extrema y un color de piel casi verdoso. Sus manos temblaban y pude percibir en su voz débil la conjunción de angustia y miedo.
—Señor, tal vez piense que estoy mal de la cabeza, pero le juro que esto es verdad. Hasta ahora no me había atrevido a contarlo a nadie por temor a las burlas, pero ya no puedo más. No sé si estoy loca o estoy viviendo constantemente la misma pesadilla. A veces preferiría morir a seguir viviendo lo que he vivido hasta ahora. Hace unos meses fui a un deportivo a practicar natación, pues los médicos me diagnosticaron una rara enfermedad que me debilita los huesos y los músculos, y practicar ese deporte me ayudaría a fortalecerlos.

El que sigue es el relato de Carolina.
Nunca fui una persona sociable, y al saber de mis problemas de salud me sumergí en una depresión constante, llena de amargura y tristeza. La primera mañana me levanté con desgano, como si algo más fuerte que la depresión quisiera impedirme ir a la sesión inicial en el agua. Había elegido ir temprano para no encontrar mucha gente en la alberca. Con sorpresa vi que aún no llegaba nadie y me dirigí a los fríos vestidores pensando que era mejor nadar sola, así estaría más cómoda.
No habían pasado diez minutos cuando una chica de rostro infantil y amplia sonrisa se sumergió de un salto en la alberca, nadó unos cuantos metros y se me acercó.
—¡Hola! Eres nueva aquí, ¿verdad?
—Sí, hoy es mi primer día.
—Me llamo Gaby y he venido a nadar todas las mañanas de los últimos meses sin faltar una sola. Es que tengo algo importante que hacer aquí.

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El diablo en pañales

El diablo en pañales

El folklore mexicano se enriquece con sus leyendas, y la siguiente transita por las calles aun en nuestros días.

Se dice que cierta vez, ya entrada la noche, andaba por las callejuelas retorcidas y mal formadas de la ciudad un hombre evidentemente ebrio. Y a pesar de que las calles eran alumbradas por los candiles que hacían sombras extrañas, esto parecía no importarle, pues a el los fantasmas no le asustaban cuando tenia a su lado una botella.

Al dar vuelta en una esquina, escucho claramente el llanto de un bebé; eran ruidos ahogados pero claros. Se detuvo tambaleante pero ya no escucho mas que el aullar de los perros en la lejanía.

Unos metros adelante volvió a escuchar el llanto, ahora si era claro; se trataba indudablemente de un bebé. El hombre busco en los rincones y justo debajo del puente que cruzaba, encontró a la criatura apenas cubierta con una manta.

El hombre levanto al bebé sin antes maldecir a la desnaturalizada madre. Aun tambaleándose siguió su camino murmurando pestes contra la infame que dejo a su pequeño en semejante situación. Pero no había llegado ni al siguiente faro cuando empezó a tener la impresión de que el niño pesaba mas.

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