Cada uno de los alimentos que llevas a tu boca es digerido con ayuda de bacterias benéficas que habitan el intestino. Y al final del proceso digestivo, esas bacterias terminan excretadas en las heces. Por eso, un montón de excremento seco con mil años de antigüedad ofrece información valiosa sobre ecosistemas bacterianos antiguos.
Organismo
El presidente de la ciudad de los microbios
Cuando el reportero holandés Jop de Vrieze conoció sobre las bacterias que habitaban en casa, decidió aprender a administrar su propio organismo para mantenerlas felices – mientras se hacía más saludable en el proceso. A continuación te presentamos una informe de su experiencia.
Me percaté de que tenía que comenzar a cuidad de las multitudes que viven dentro de mí – desde mi intestino, el centro de la ciudad microbiana, hasta los suburbios de mi piel. Una mala administración podría causar problemas (desequilibrios en la flora microbiana relacionados con diversas enfermedades – desde inflamaciones intestinales y diabetes tipo 2 hasta cáncer, enfermedades cardiacas y depresivas). Si empiezo a molestar a los microorganismos bueno, corro el riesgo de que los malvados invadan mi cuerpo. Entonces, ¿qué debo hacer exactamente para mantenerlos felices?
Cómo se forman las heces humanas
Sé lo que están pensando: “El Hery y sus asquerosidades otra vez”, pero lo cierto es que hasta la historia de cómo se forman las heces humanas resulta un tanto interesante cuando se cuenta desde el ángulo correcto. Por ejemplo, ¿sabías que el almuerzo que saboreaste en la mañana probablemente será excremento de aquí a dos o tres días?
De la boca hasta el recto, la comida tarda hasta 72 horas en nuestro cuerpo, pasando por dos maravillosas transformaciones elementales. La primera es mecánica: los dientes en la boca y los músculos en el estómago van triturando los pedazos de alimento hasta dejarlos de un tamaño mínimo.