A menudo, los niños ocultan subconscientemente entre los dibujos escolares pistas del abuso que sufren. Desafortunadamente, la mayoría de las veces esa información se nota cuando ya es muy tarde. El proyecto Broken Crayons (“Crayolas rotas”, en inglés) buscar arrojar un poco de luz sobre el macabro tema.
¿Niños hiperactivos y con mal comportamiento? El contacto con la naturaleza podría abonar a la solución del problema. Un estudio realizado por la Universidad de Hong Kong determinó que los niños en edad prescolar que tienen mayor contacto con la naturaleza son menos hiperactivos. Muestran menor tendencia al mal comportamiento y, en consecuencia, su comportamiento social es más adecuado.
Todos tenemos esas fotografías de la infancia que, por vergüenza, hacemos hasta lo imposible por ocultar pero, nunca falta que salen a relucir en la reunión familiar o presentación de la novia(o) gracias a nuestros padres. Y es que muchos pequeños por culpa del corte de cabello, lentes, postura, ropa u otras peculiaridades terminan aparentando mucho más edad. La siguiente recopilación de imágenes es sobre niños y jóvenes que parecían atravesar la senectud.
En esta ocasión tengo oportunidad de presentarles lo que sucede cuando alguien que odia a los niños queda a cargo del departamento creativo en una empresa dedicada a los juguetes. No suponemos que los responsables de estas atrocidades hayan perpetrado algún infanticidio, pero sinceramente resulta complicado imaginarlos en un papel de padres amorosos. Seguramente lo pensarías dos veces antes de llevar una de estas piezas a casa.
Una característica peculiar de los niños tiene que ver con las cosas tan extrañas que pueden llegar a decir. Conocen tan poco el mundo y su curiosidad está tan viva que no ven inconveniente en preguntarte por el grano gigantesco que adorna tu nariz o los motivos de que tu cara esté tan demacrada tras una noche de copas. Sus abordajes siempre resultan contundentes y no tienen la más mínima intención de disculparse por ello.
Un temor recurrente aflige por las noches a muchos niños alrededor del mundo: el clásico monstruo escondido en el armario y la cosa bajo la cama. ¿Qué niño no imaginó al “coco” espiando desde el armario, esperando el momento en que se apagaran las luces para empezar el tormento? Aunque parezca un concepto de la fértil imaginación infantil promovida por el temor natural a lo desconocido, tal vez esas historias implican algo más.
