En la década de 1960, al sur de Estados Unidos territorios como Alabama seguían considerando a los negros ciudadanos de segunda clase. No gozaban de derecho al voto, se les prohibía entrar a ciertos clubes, tiendas, templos y, en el transporte público, la preferencia siempre la tenían los blancos. La implacable altitud de la costurera Rosa Parks se convirtió en símbolo de la lucha por los derechos civiles de los negros en territorio estadounidense.
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