Wang Saen Suk, 90 minutos a las afuera de Bangkok en el camino hacia Pattaya, es un jardín repleto de estatuas representando lo que sería el infierno budista.
A pesar de que hay escenas horripilantes, el jardín atrae a un montón de familias. Después de pasar un letrero que reza “Bienvenido al infierno!“, los visitantes se encuentran a los pecadores hervidos en calderos de cobre, desgarrados por los perros del infierno y demacrados con las costillas por fuera. “Si conoces el mal en esta vida, no pospongas los méritos que te salvaran en la siguiente“, lee un cartel del jardín. “Dona un poco cada día y tendrás una vida feliz.”