Es bastante común que cuando imaginamos a los escritores, pintores y compositores nos hagamos una imagen de estos quemándose las pestañas, saltándose las comidas y trabajando como si no hubiera mañana en búsqueda de inspiración. ¿Será?
Bueno, al menos estamos seguros de que no es ni era así para todos, Tchaikovsky y Charles Dickens, por ejemplo, eran bastante dormilones. Ya Immanuel Kant hacía de su vista al bar toda una costumbre diaria. Y Auden, Milton y Beethoven mantenían horarios de trabajo precisos. Quien revela todas estas curiosidades es la infografía Creative Routines, donde se catalogan los rituales diarios de algunos de los genios de nuestra civilización.