Uno de los inconvenientes de crecer es que las cosas que antes nos asombraban ahora resultan comunes y aburridas ¿relámpagos, auroras boreales, supercélulas, tornados, eclipses lunares, cometas, nevadas? “¡Meh!, qué flojera”. En determinado momento parece que lo hemos atestiguado todo y que ya nada es capaz de volver a despertar en nosotros esa curiosidad mágica y genuina a lo desconocido.
De vez en cuando las comunidades que disfrutan compartiendo temas paranormales se ven sorprendidas por registros gráficos que parecen evidencia de un suceso sobrenatural. La mayoría son montajes publicados por personas desconocidas que jamás regresan para dar una respuesta, y así pasan a la historia estas imágenes, sin una explicación coherente que nos quite ese incomodo velo de la duda.
Los sonidos misteriosos no son materia exclusiva del cine de terror. Algunos fenómenos acústicos, debido a su extraña naturaleza, son capaces de quitar el sueño a los científicos incluso durante décadas. Sin embargo, aunque demora un poco, al final terminamos encontrando una explicación. Uno de los ejemplos más famosos fue el misterioso “Bloop”, un sonido de baja frecuencia extremadamente poderoso descubierto por primera vez en el año de 1997.
Entre los fanáticos del fenómeno OVNI, la historia de Fred Valentich sigue llamando la atención pese a que sucedió hace casi cuatro décadas. Este piloto de apenas 20 años de edad, simplemente desapareció en 1978 durante un vuelo y tras haber informado el avistamiento de un OVNI.
La estrella KIC 8462852 se ha convertido en un verdadero enigma para los astrónomos desde que fue descubierta en el 2015, y a lo largo de estos dos años no ha dejado de presentar comportamientos inusuales y desechar teorías que intentan darle una explicación. De acuerdo con un nuevo análisis realizado por un grupo de investigadores de la Universidad Carnegie Mellon, en los Estados Unidos, la estrella presentó un comportamiento inusual hace más de una década, una auténtica zancadilla para las teorías actuales sobre la KIC 8462852.
Tomando en cuenta que decenas de miles de aviones despegan todos los días alrededor del mundo, algunas estimaciones afirman que se hacen más de 100 mil vuelos diarios, desde un punto de vista lógico no resulta extraño que algunas pocas veces los pilotos se encuentren con objetos voladores no identificados.
