A lo largo de la historia los humanos utilizaron diversos objetos como moneda de cambio, tales como conchas marinas, metales, rocas e incluso sal – dado que con este último producto solían pagar a los obreros surgió el término “salario”, por mencionar algunos ejemplos. Todo esto quedó completamente obsoleto cuando vimos lo conveniente que resultaba imprimir billetes y acuñar monedas. Sin embargo, en la peculiar isla de Yap todavía recurren a unos gigantescos aros de roca para realizar transacciones comerciales entre particulares.