No gusta de hacer trabajos domésticos. No tiene gusto ni respeto por los trabajos manuales. Si puede, obstaculiza el trabajo de los que laboran duro. El Perfecto Idiota Mexicano, o PIM, tampoco ayuda en casa por influencia de la madre, quien nunca lo dejó participar en estas tareas – ni siquiera a poner la mesa, mucho menos a tender su propia cama.
Tira sus cosas por la casa, en el suelo, en cualquier lugar, simplemente las deja ahí, por el camino. Nadie es como él. Fue criado irresponsable e imprudentemente. Es el tipo de persona que pide un vaso de agua mientras está tirado en el sofá. Y no hace ningún intento por cambiar.