Una gigantesca explosión en Kaohsiung, la segunda ciudad más grande de Taiwán, le quitó la vida a por lo menos 28 personas la madrugada del viernes primero de agosto del presente año, y terminó hiriendo a cientos de otros residentes.
La detonación tuvo la fuerza suficiente para destruir edificios enteros y lanzar automóviles hasta los techos de edificios de tres pisos.