Desde temprana edad, Daniel Marsh demostró ser un niño excepcional. Con un coeficiente intelectual de 114, una inclinación hacia el estudio y una fuerte devoción por su familia. En cierta ocasión, salvó a su padre durante un infarto mientras conducía. Sin embargo, al ingresar a la secundaria, su vida comenzó a desviarse gradualmente. Por esa época conoció a Álvaro Garibay, quien se convertiría en su mejor amigo, confidente y compañero en la lucha contra la depresión que ambos enfrentaban.
juicio
Chiste: ¿Usted como se siente?
Un granjero demandó a una empresa de buses por las lesiones que sufrió en un accidente. En el juicio, el abogado de la empresa le pregunta: ¿Acaso no le dijo usted: ¡estoy muy bien! al policía que lo auxilio? El granjero responde: Déjeme explicarle lo que pasó: Yo llevaba a mi yegua en el platón …