Si te miras en el espejo, verás cómo luce tu cuerpo por fuera. El homúnculo cortical, por otro lado, representa la forma cómo nuestro cerebro ve nuestro cuerpo desde el interior.
En la década de 1930, el neurocirujano Wilder Penfield operaba a pacientes con epilepsia. Ya que tenía a su disposición un cerebro vivo en la mesa de operaciones, aprovechó la oportunidad para «husmear» un poco. El médico recogió datos con el fin de descubrir qué partes de la corteza cerebral controlaban los movimientos corporales voluntarios y de las sensaciones. Lo que descubrió fue un cuerpo humano muy distorsionado: el homúnculo cortical.