En México NO hubo revolución

¿Cómo decir que no hubo una revolución si es un hecho que durante 20 años hubo una guerra por tomar el poder en México? Guerra y revolución no son lo mismo. El historiador mexicano Juan Brom señala “revolución quiere decir transformación profunda, la sustitución de una estructura por otra”. Cuando en un país hay una revolución las cosas cambian completamente, se establece un nuevo proyecto en todos los sentidos. Bajo estos parámetros veamos el caso de México y su llamada revolución.

Francisco I. Madero era un hacendado aristócrata del porfiriato sin un proyecto de cambio; simplemente aspiraba a la Presidencia, pero fue derrocado y asesinado por Victoriano Huerta, un militar del porfiriato que tampoco planeó cambio alguno, más que el de la persona en la silla presidencial. Más adelante ganó la guerra Venustiano Carranza, otro político porfirista que tampoco planteaba cambios, y finalmente triunfó Alvaro Obregón, un hacendado rico y próspero, producto del porfiriato, que continuó la misma política económica. Entre Madero y Obregón pasaron 10 años, y no hubo revolución.

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Francisco I. Madero: Lo bueno, lo malo y lo feo

Francisco i Madero
Francisco I. Madero (1873-1913)

LO BUENO: El apóstol de la democracia.

Francisco I. Madero era estudiado, rico y afecto a la bondad. La filosofía espiritista, a la que estaba entregado con pasión, fue determinante para que se dedicara en cuerpo y alma al “bien de la patria”. En 1909 publicó el libro La sucesión presidencial en 1910, donde criticaba severamente la dictadura de Porfirio Díaz e invitaba al pueblo a ejercer los derechos políticos que le habían sido arrebatados.

Tras una intensa campaña política y agotar todos los recursos pacíficos en la lucha por el sufragio efectivo y la no reelección, convocó al pueblo a levantarse en armas contra el régimen porfirista el 20 de noviembre de 1910. Con el triunfo de la revolución maderista se logró la renuncia de Díaz, y él mismo ocupó la presidencia a través de elecciones democráticas. Como presidente, se negó a la ostentación, al abuso de poder y al autoritarismo.

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Francisco Villa: Lo bueno, lo malo y lo feo.

Franciso Villa
Doroteo Arango (Pancho Villa) 1878-1923

LO BUENO: Carisma, talento y generosidad.

Doroteo Arango suplió con talento natural y carisma, la escasa formación y el desamparo que vivió en su niñez a causa de la orfandad. Como Pancho Villa, manifestó el talento militar que fue decisivo para derrocar al régimen porfirista en 1910 y a Victoriano Huerta en 1914.

Su don militar le permitió tener bajo su mando a hombres con personalidades y capacidades tan opuestas como las de Rodolfo Fierro y Felipe Ángeles; y adquirir la fama que al mando de la División del Norte traspasó fronteras.

Pancho Villa tenía un interés genuino por la niñez. Procuró la educación de los suyos, que eran muchos, y apadrinó a otros tantos.

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Victoriano Huerta: Lo bueno, lo malo y lo feo.

Victoriano Huerta
Victoriano Huerta (1845 - 1916)

LO BUENO: Inteligencia y disciplina.

Nacido en Colotlán, Jalisco, fue uno de los pocos niños de su comunidad que asistió a la escuela municipal. Saber leer y escribir le permitió ser asistente y secretario personal del General Donato Guerra. Gracias a su buen servicio e inteligencia se le concedió una beca para ingresar al Colegio Militar de donde se graduó como ingeniero, siendo uno de los mejores alumnos. “De indios que se educan como usted, la patria espera mucho”, dijo elogiándolo Benito Juárez en una visita a las instalaciones del Colegio.

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Benito Juárez: Lo bueno, lo malo y lo feo.

LO BUENO: Gran estadista. Benito Juárez, huyendo del desamparo, salió de su humilde pueblo a los doce años. Aprendió a leer y a escribir, entró al seminario y lo dejó para estudiar leyes y recibirse como abogado. Su tenacidad y ascendente carrera política lo llevó a la presidencia de la República. Una faceta en la …

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