Aunque la Primera Guerra Mundial ocurrió en el mismo siglo, la Segunda Guerra Mundial fue, sin duda alguna, la guerra del siglo XX. A diferencia de la “Gran Guerra”, que sería la culminación de eventos profundamente arraigados en el siglo XIX, avivados por la ineptitud de la diplomacia europea, la Segunda Guerra Mundial era un reflejo de los avances tecnológicos, políticos y culturales de la época en que tuvo lugar.
Uno de los ejemplos más reveladores de esto fue la propaganda. Creativos publicitarios fueron convocados por los gobiernos, no para difundir la noticia de que había guerra, sino para venderla. Se valieron de cada técnica y recurso conocido hasta la fecha para convencer a las personas, muchas veces escépticas, de que las carnicerías y la destrucción masiva que devastaba al mundo, estaba bajo control y eran algo totalmente necesario.