La leyenda de Gorra Roja

Gorra Roja

Algunos de los castillos en ruinas que adornan la frontera entre Inglaterra y Escocia acogen a un inquilino tan siniestro como su pasado. Se trata de un maléfico duende, el más sanguinario de cuantos aparecen en el folclore británico, llamado Gorra Roja.

Gorra Roja (Redcap en inglés) es bajito y corpulento, y posee una larga melena de pelo gris. Parecería un inofensivo anciano de no ser por sus ojos, brillantes como ascuas, y porque en lugar de manos tiene dos garras como las de un águila. En los pies viste unas botas de hierro, a pesar de lo cual se mueve con gran rapidez, y a veces porta en su mano izquierda una vetusta pica digna de anticuario. Se cubre la cabeza con una gorra roja, cuyo color renueva tiñéndola periódicamente con la sangre de sus víctimas.

A Gorra Roja no se le puede combatir mediante las armas o en una lucha cuerpo a cuerpo, pues su destreza y su fuerza son tales que ningún humano es capaz de vencerle. Se le puede exconjurar, eso sí, recitando algunas palabras de la Biblia o mostrándole una cruz, como si fuese un vampiro. Entonces desaparece, dejando atrás uno de sus dientes, largos y afilados.

Según la tradición, durante la Edad Media, y por un corto periodo de tiempo, Gorra Roja sirvió como espíritu familiar al tiránico Lord William Soulis, quien a finales del siglo XIII intento hacerse con el trono de Escocia, conspiración que fue desbaratada por el legítimo rey y supuso el ocaso de la otra poderosa familia Soulis.

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