De vez en cuando algunas películas y series terminan destacando en la historia, convirtiéndose en auténticos clásicos debido a su éxito y popularidad. Conquistan legiones de fanáticos por todo el mundo, se vuelven parte de la cultura pop y frecuentemente son recordadas y homenajeadas.
¿Alguna vez has pensado si te gustaría ser sepultado con algo en particular? ¿Tal vez una fotografía para mantener cerca al amor de tu vida, o una carta de amor? ¿Algún recuerdo importante sin el que jamás podrías partir y deseas que esté contigo para siempre? Tal vez no puedas llevarlo al más allá, pero nadie dice nada sobre guardarlo en tu tumba.
Solemos ver a las celebridades en ambientes opulentos. Por tal motivo, en ocasiones pareciera que las personas que vemos en televisión no son humanos sino algo más misterioso. Sin embargo, incluso las personas más populares en la sociedad se involucran en situaciones a las que podemos referir como inusuales.
El contenido en una película de terror resulta aterrador no sólo por los efectos especiales y los sonidos agudos, sino también por la amenaza constante de que un monstruo se aparezca. Inspiran miedo, nos estremecen y en ocasiones nos provocan disgusto. Sin embargo, en la vida real los actores del cine de terror son completamente diferentes a los personajes que interpretan.
Es innegable que Game of Thrones es la serie más popular de nuestros tiempos, y que a diferencia de muchas otras a lo largo de 7 años no ha dejado de sumar seguidores. Lo que poco se sabe es que las historias tras bastidores pueden resultar igual de interesantes que la trama principal.
Grabados sobre una lápida o una placa, los epitafios generalmente son pequeños textos que describen y honran a una persona fallecida. En estos se resume información sobre la familia, la carrera y a veces algunos logros importantes. Pero no siempre es así.
