Los espíritus libres tienden a comportarse de forma semejante a otros. Aunque cada persona es única, resulta interesante descubrir que las personas que adoptan una forma de vida “espiritual” tienden a adquirir hábitos y comportamientos similares. La mente de un ser espiritual tiende a razonar de forma diferente del resto de la sociedad, e interactúan con la vida de formas realmente distintas.