Aunque parezca algo extraño, hay días específicos que se prestan para que las actividades resulten de mejor forma. Ya sea que pretendas conquistar a alguien, pedir un aumento a tu jefe, volverte popular en las redes sociales, empezar la dieta, dejar de fumar o simplemente descubrir tu momento de mayor productividad, si realizas estas actividades el día indicado, las cosas te resultarán más fáciles y ventajosas.
Imagina que vives en tu mundo ideal y durante todas las fiestas de fin de año te atascaste como puerco con una cantidad inconcebible de comida, bebida y golosinas; sin embargo, entre tus objetivos de inicio de año estaba inscribirte en el gimnasio y empezar a correr todas las mañanas.
El azúcar en un ingrediente traicionero capaz de provocarnos una duda cruel cuando nos encontramos con algo constituido con él: “Se ve tan delicioso… pero engorda. ¿Comer o no comer?”. Y es realmente difícil evitarlo, pues optas por una de esas comidas saludables el domingo, repites el lunes, el martes apenas y puedes pasarla y, para el miércoles, ya no quieres ni oír hablar del platillo. Pero con ese postre maravilloso que te comes un domingo, si tuvieras la oportunidad, lo comerías hasta el próximo fin de semana, todos los días. ¿Por qué nos sucede esto?
Hace diez años, si alguien pretendía bajar de peso, resultaba lógico deducir que se debían eliminar las grasas de la dieta. Pero en este proceso de aprendizaje sobre la forma en que funciona nuestro organismo vamos descubriendo peculiaridades que cambian por completo el panorama que teníamos sobre la nutrición. Tras analizar 53 estudios, que involucraron a un total de 68 mil participantes, un grupo de investigadores llegó a la conclusión de que las dietas bajas en grasa no son más efectivas que aquellas con más grasa.
Debes ir sabiendo que tiene que ver con los recuerdos de tu infancia. Cuando has tenido un día pésimo en el trabajo, pocas cosas resultan más reconfortantes que dar una mordida a ese aperitivo grasoso y empanizado que venden en el camino a casa. Cuando sientes que ya no puede ser peor, el primer paso para intentar superarlo es devorar una barra de chocolate o un bote de helado. Pero, ¿por qué muchas veces recurrimos a la comida para escapar de los malos sentimientos?
Las estadísticas dicen que un 90% de las regiones mundiales incluyen el arroz en su dieta. Pero a últimas fecha estos granos, esencialmente carbohidratos, se han convertido en verdaderos villanos de las calorías. Un plato de arroz cocido (puro, sin otros ingredientes empleados en su preparación como el aceite o la mantequilla) tiene unas 200 calorías. La mayor parte de esto viene del almidón, que es procesado por el cuerpo en forma de azúcar y, si se consume en exceso, es almacenado como grasa.
