La primera ciudad del mundo en alcanzar el millón de habitantes fue Pekín en 1750.
Augusto, el primer emperador de los romanos, tenía por costumbre gozar de las vírgenes que le ofrecían como regalo, costumbre que puso en práctica hasta los últimos días de su vida. El descenso de natalidad que se produjo durante su mandato le obligó a decretar que las viudas jóvenes sólo guardaran un año de luto y volvieran a casarse bajo pena de destierro.