Nunca te sientas culpable por haber confiado. Por haber amado. Por haber ayudado. Nunca te culpes por creer en el amor eterno, en la bondad humana o en la amistad verdadera. Nunca te sientas culpable por pagar las cuentas a tiempo, honrar tus compromisos y dedicarte a tu trabajo. Nunca te culpes por decir verdades constructivas y pequeñas mentiras con ningún otro fin que el de no hacerle daño a las personas. Nunca te culpes por algo que no funcionó a pesar de todo el empeño que le pusiste. Nunca te sientas culpable de hacer las cosas como se debe.