Los gatos son animales particulares con una forma de comportarse bastante peculiar, podría decirse que única. Quienes tienen a un gato como mascota probablemente se hayan divertido con los arranques temperamentales de estos felinos, que de un momento a otro pasan de la completa inercia al más brusco de los movimientos sin ningún tipo de aviso. Desde el punto de vista humano, los gatos deben estar locos.
Los chimpancés son animales simpáticos, ágiles e increíblemente inteligentes. Cuando el naturalista inglés Charles Darwin observó y estudió el comportamiento de estos animales, se sentaron las bases para desarrollar “El origen de las especies”, el documento que nos remonta a nuestros humildes orígenes evolutivos y nos vincula con nuestros primos menos evolucionados.
Las relaciones amorosas suelen comenzar con una mirada, un ligero coqueteo, mucha pompa y los involucrados intentando mostrar siempre su lado más sensual y atractivo. Así funciona nuestra particular danza de la seducción, un ritual donde la palabra “flatulencia” no tiene ninguna clase de injerencia.
Registrar el nacimiento de un chimpancé en estado salvaje es un acontecimiento muy poco común, y cuando un grupo de científicos logró hacerlo, las cosas terminaron de una forma terriblemente inesperada: tras el alumbramiento, el pequeño chimpancé fue arrebatado a su madre y devorado por un macho del mismo grupo. Este suceso tan traumatizante explica el comportamiento de las hembras, que suelen esconderse durante semanas o meses cuando se acerca el momento del parto.
La serie animada Rick y Morty es uno de los más grandes éxitos de este 2007 en el mundo de la cultura pop. La obra es el ejemplo perfecto de que una serie no sólo puede ser fuente para memes y devociones irracionales de sus fanáticos, sino también para un campo lleno de debates sobre los temas que aborda. Y como sucede con todo aquello que tiene éxito, la calidad de Rick y Morty fue puesta en jaque hace unos días. Tratar con irrisión aquello que se hace popular es un fenómeno muy común y en este caso no sería la excepción.
Tener hijos debería ser una decisión completamente personal, y ningún factor externo a la pareja debería influir en este tema. Sin embargo, si formas parte del creciente grupo de parejas que ha decidido no tener hijos (y estás harto de tener que justificar tu decisión frente a los demás), podrías aprovechar varios de los buenos argumentos para no tener descendencia que te presentamos a continuación.
