Cuando entras al Museo de la Perversidad en Manzanillo, una ciudad mexicana en el estado de Colima, eres bienvenido con una cacofonía de gritos humanos y golpes de látigo – tranquilo, no tengas miedo, nadie está siendo torturado, al menos no en este lugar.
Los sonidos son enviados a través de altavoces ocultos para infundir miedo en los visitantes y preparar una atmosfera adecuada para los que están a punto de ver, uno de los lados más perversos de la humanidad.