Los viejos flashmobs, que nacieron como happenings alternativos e incluso como una forma de activismo social, hoy tienen sus días contados y generalmente están limitados y asociados a vistosas campañas de marketing que, además del impacto en vivo, aspiran a viralizar sus videos.
Irónicamente, cada vez es más raro ver estas obras ser producidas con fines artísticos o, al menos, no lucrativos. Pero en este caso se trata de una causa noble, de un acto de amor y agradecimiento, en el que se reúnen más de cincuenta personas para rendir tributo a una madre, hermana, esposa, amigas, etc.