Los mares siempre han representado una fuente inagotable de profundos terrores. El concepto de monstruos marinos es casi tan antiguo como las primeras embarcaciones que se hicieron a la mar entre las aguas bravas, aventurándose cada vez más lejos de la seguridad que les brindaba la tierra firme.
El sinnúmero de extrañas criaturas avistadas a lo largo de estos viajes despertaron una mezcla de miedo y fascinación entre los navegantes. Quienes incapaces de explicar lo que estaban viendo, atribuían estos animales a conceptos legendarios, aterradores y la mayoría de las veces exagerados.