El asesinato que sacude al poder en México

A José Eduardo Moreira la muerte lo sorprendió solo y a traición, en un ejido de Ciudad Acuña, en el estado mexicano de Coahuila. Su cuerpo, con dos tiros en la cabeza, fue descubierto en su camioneta la noche del miércoles 3 de octubre.

José Eduardo Moreira
José Eduardo Moreira

Juan Carlos Pérez Salazar
BBC Mundo, Ciudad de México
Lunes, 15 de octubre de 2012

Dos semanas después, esa muerte solitaria de un joven de 25 años está sacudiendo a México en diferentes estratos de la sociedad, incluido el gobierno, que de inmediato movilizó todas las fuerzas de seguridad posibles para dar con los culpables.

En sólo dos días se había identificado a los presuntos implicados. Hasta ahora van tres detenidos -todos policías- y se espera que en los próximos días se lleven a cabo más arrestos.

Y ya se aclaró que el joven fue citado por un funcionario policial, quien lo entregó a sus verdugos.

Todo esto en un país donde cálculos conservadores indican que en el último sexenio han muerto de manera violenta 60 mil personas (crímenes en su mayoría impunes) y donde pocos medios de comunicación se molestan en reseñar los asesinatos individuales.

¿La razón para semejante movilización? El joven pertenecía a una dinastía política. Era hijo de Humberto Moreira, expresidente del Partido Revolucionario Institucional, PRI (que en diciembre regresa al poder nacional), y exgobernador del estado de Coahuila; y sobrino de Rubén Moreira, actual gobernador del mismo estado.

De hecho, el joven era el coordinador de los programas sociales del gobierno de su tío.

Como dijo un analista político: se atrevieron con «lo más alto de lo alto».

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Disparan al presidente de Republica Checa

¿Es muy difícil asesinar a un presidente?

presidente Vaclav Klaus tiroteo

La mayoría pensara que la pregunta tiene una respuesta bastante lógica. Pero, cometer asesinato contra un primer ministro o presidente de un país es mucho más fácil de lo que parece, al menos en República Checa suele ser así.

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Abraham Lincoln y el Servicio Secreto

El 14 de abril de 1865, Abraham Lincoln era asesinado en el Teatro Ford en Washington, DC terminaría por morir a la mañana siguiente.

Abraham Lincoln

Pero justo el mismo día, el 14 de abril de 1865, Lincoln convirtió en ley un fragmento de legislación con la que se instituía el Servicio Secreto – la agencia encargada de proteger al Presidente, entre otras cosas, de los intentos de asesinato, como el que sucedió a Lincoln esa misma noche. ¿Lincoln fue víctima de un mal momento?, ¿Tal vez de alguna conspiración? En realidad no, simplemente es una extraña coincidencia histórica. A pesar de que en la actualidad el principal objetivo del Servicio Secreto es proteger al Presidente, esa no era su intención original.

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Leyenda urbana de una muerte extraña

Esta leyenda urbana tiene un supuesto origen en 1994 durante la cena anual de la Academia Americana de Ciencia Forenses (AAFS), el entonces presidente, el Dr. Don Harper Mills, asombro a la audiencia con la complicaciones legales de una muerte muy rara. Esta es la historia:

El 23 de marzo de 1994 el médico forense examino el cuerpo de Ronald Opus y concluyó que murió de una herida de bala en la cabeza. El Sr. Opus había saltado desde lo alto de un edificio de diez pisos con la intención de suicidarse. Dejó una nota antes de lanzarse al vació, en la que indicaba sus razones. Durante la caída y pasando el noveno piso su vida se vio interrumpida por un disparo de escopeta que paso a través de una ventana y lo mató instantáneamente.

Ni el que disparó, ni el suicida eran cocientes de que una red de seguridad había sido instalada apenas en el piso ocho, con el fin de proteger a unos trabajadores de construcción y por lo tanto Ronald Opus no habría completado su suicidio, al menos de la forma que tenia pensado.

«Por lo general,» continuó el Dr. Mills, «una persona que pretende suicidarse y tiene éxito, a pesar de que el mecanismo podría no ser lo que tenía pensado, todavía se define suicidio

leyenda urbana

Que el Sr. Opus hubiera recibido un disparo camino a un suicidio que probablemente no tendría éxito, hizo que el medico forense dictaminara un homicidio. La habitación del noveno piso desde donde se disparó la escopeta había sido ocupada por un hombre mayor y su esposa. Mientras mantenían una fuerte discusión, él la amenazó con la escopeta. El hombre estaba tan disgustado que cuando apretó el gatillo, un montón de pellets atravesaron la ventana y se alojaron en la cabeza del Sr. Opus.

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