En la región de Vorónezh, al sudoeste de Rusia, un grupo de arqueólogos localizó los restos mortales de guerreras que habitaron una cueva hace 2,500 años. De acuerdo con un comunicado publicado por el organismo arqueológico de Rusia, las osamentas pertenecían a cuatro mujeres miembros de los «escitas», un grupo nómada que habitó la región en la época.
No es cosa de todos los días que los aspirantes a científicos descubran algo maravilloso. A comienzos de 2013, un estudiante de paleontología en la Universidad de Buenos Aires hizo un hallazgo inaudito: el cráneo de una serpiente con una antigüedad estimada de 95 millones de años. Sin embargo, lo más impresionante fue que la pieza encontrada por Fernando Garberoglio era un cráneo de serpiente completo en tres dimensiones conservado de forma excepcional.
Al sudeste de Turquía, en la cima de una colina ubicada a 15 kilómetros de la ciudad de Sanliurfa, se encuentra Göbeklitepe: el santuario más antiguo de nuestro mundo. Hablamos de un recinto construido hace más de 12 mil años, cuyos pilares se consideran el “punto cero en el tiempo” dado que es el principio de lo que conocemos como civilización moderna.
En una publicación del Journal of Archaeological Science se describe el hallazgo de un esqueleto que proporciona el testimonio de una muerte aterradora. Tras el análisis de la osamenta, los investigadores corroboraron que el hombre tenía entre 17 y 20 años de edad. Además, su muerte ocurrió tras recibir una tortura severa y atravesar una decapitación parcial. Murió durante la Edad Media, en algún momento del siglo XIII, y su cuerpo fue sepultado cerca de una iglesia en la ciudad de Milán, al norte de Italia.
Por extraño que parezca, los ladrones de tumbas solían quitar la nariz a las estatuas por el temor que les producía una antigua leyenda. En una entrevista para el sitio Artsy, el curador del Museo de Brooklyn Edward Bleiberg reveló el motivo por el que diversas estatuas del Antiguo Egipto carecen completamente de nariz o la tienen parcialmente destruida.
El título es correcto: balas de cañón de Drácula, el Empalador. Sucedió en la pequeña localidad búlgara de Svishtov, donde un grupo de arqueólogos realizó el peculiar hallazgo. El equipo de investigación, a cargo del profesor Nikolay Ovcharov del Museo Nacional de Arqueología, en Sofía, desenterró unas balas de cañón medievales que, se sospecha, pertenecieron a Vlad III Tepes, también conocido como “Vlad el Empalador”.
