En la actualidad, resulta impensable concebir la vida cotidiana sin un teléfono celular. Este dispositivo ya es un elemento esencial para la mayoría de los individuos, trascendiendo su mero carácter utilitario. Y no se trata solamente de poseer un aparato de comunicación. Pues nuestra sociedad desarrolló marcadas preferencias por ciertas marcas y modelos. Y en este ámbito, el iPhone ostenta un lugar preponderante.
Sería espeluznante enterarte que, gracias a un AirTag, un perfecto desconocido conoce cada uno de tus pasos. Imagina que estás en la comodidad de tu habitación disfrutando del tiempo libre cuando recibes una notificación en el smartphone. Aunque jamás compraste uno, el teléfono detectó la presencia de un AirTag en las inmediaciones. En los últimos meses, relatos inquietantes como el anterior inundaron las redes sociales. Promoviendo una discusión sobre los riesgos que representan los AirTag de Apple para la seguridad de las personas.
El modelo Jet Black del iPhone 7 se llevó los aplausos en aquel evento donde Apple anunció su modelo más reciente de teléfono inteligente, fue elogiado por su estética diferenciada y de buen gusto. Sin embargo, no tuvo que pasar mucho tiempo para que una situación por demás incómoda se viera asociada precisamente con su apariencia.
Según las estadísticas oficiales, Apple ha vendido más de 20 millones de unidades del iPhone 6 desde su lanzamiento. La mitad de estos equipos fueron fabricados por Pegatron, una empresa taiwanesa con sede en Shanghái, que disponía de la mano de obra de seis mil empleados para montar los flamantes smartphones. Pero cuando la empresa accedió a que la prensa visitara las instalaciones donde estos empleados vivían, el lugar distaba mucho de la elegancia de un iPhone.
Desde el primer iPhone, que se lanzó en 2007, hasta el más reciente iPhone 6, lanzado en el 2015, la cámara y la calidad de las imágenes que puede captar el dispositivo ha mejorado de forma impresionante. Esto es tan cierto que muchas personas simplemente abandonaron sus cámaras fotográficas y pasaron a tomar fotos exclusivamente con sus smartphones.
Este pequeño cortometraje animado no nos dice nada que inconsciente o conscientemente no sepamos, y evidentemente es una sátira bastante cruda de la estrategia de comercialización de algunas empresas, de la obsolescencia programada y de algunas otras observaciones del día a día moderno con el culto hacia las marcas y los dispositivos electrónicos.
