En la sociedad nipona, una palabra evoca una realidad compleja y desconcertante: Johatsu. Este término, que se traduce literalmente como “personas evaporadas”, define un fenómeno humano intrigante y a la vez desgarrador. Existen días terribles donde nuestra única opción parece ser mandar todo al diablo, desaparecer y abandonar nuestras responsabilidades sociales para siempre. Es un sentimiento muy amargo, y un deseo realmente perturbador. Sin embargo, para algunos japoneses las ganas de desaparecer no se quedan en un simple deseo. Imagina cómo sería si un día desaparecieras. De ninguna forma nos referimos a algo que no tenga remedio, sino a la posibilidad de borrar tú identidad de un día para otro.
Anonimato
Panóptico social: vigilado por los amigos
El avance tecnológico amplió las posibilidades de control y vigilancia. Máquinas de vigilancia perfectamente coordinadas son implantadas en lugares públicos y privados. En cada esquina, en cada portón y en cada habitación.
Este escenario ya había sido descrito desde hace tiempo. El filósofo francés Michel Foucault se valió de la arquitectura de un presidio para explicar el principio de panóptico, en el que es posible sembrar en las personas el sentimiento de constante vigilancia, sin necesariamente ver quien los vigila. El modelo de panóptico no estaría presente sólo en la prisión, sino también en hospitales, escuelas, fábricas, etc. Foucault llamó a este modelo “sociedad disciplinaria”, pues fue diseñado para moldear a la sociedad según los intereses de un poder mayor.