Alquimia: entre la ciencia y la magia del Medioevo

En la Europa del Medioevo, aquellos hombres que se consideraban los sabios más importantes de la época iban por la vida apestando a huevos podridos. Solían pasar sus vidas encerrados en laboratorios llenos de humo, mezclando metales pesados a fuego lento, experimentando con fluidos corporales y estiércol de diversos animales. Los alquimistas mostraron un interés especial por el azufre, una sustancia que se impregnaba en la ropa y cabello provocando un hedor nauseabundo.

representacion de un alquimista

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¿Alguien logró el sueño alquimista de convertir un material en oro?

Aunque seguramente muchos lo intentaron antes, el primer registro de un ser humano intentando convertir algo en oro de forma (relativamente) científica proviene del año 300 a.C. Ese científico primitivo del que hablamos era un hombre de raíces greco-egipcias llamado Zósimo de Panópolis. Se cree que durante toda su vida llegó a escribir alrededor de 30 libros sobre alquimia, aunque la mayoría se perdió al paso del tiempo.

Monedas de oro apiladas

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El misterioso Manuscrito Voynich

El libro muy bien ilustrado conocido como Manuscrito Voynich (también referido como MS 408 en la Biblioteca de Yale) es sumamente antiguo, nadie sabe quién lo escribió, y nadie sabe lo que significa. Podría ser el resultado de un arte extraño o quizá un documento con significados profundos, posiblemente sobre alquimia.

Manuscrito Voynich portada

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¿Qué tipo de experimentos hacían los alquimistas?

Ciertamente eran varios, pero principalmente intentaban transformar otros metales en oro. Para los alquimistas del Medioevo, todos los materiales orgánicos e inorgánicos estaban compuestos de azufre y mercurio. Por eso, creían que al alterar la proporción de estos elementos en un cuerpo, era posible transfórmalo en cualquier cosa.

forja del hierro

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Líneas de Ley: misteriosos portales entre la Tierra y el Sol

No se trata de ciencia ficción, las Líneas de Ley son un extraño fenómeno donde portales magnéticos se abren cada ocho minutos para conectar al planeta Tierra y el Sol. Cuando estos portales se abren, una enorme cantidad de partículas energéticas viajan por este camino. El fenómeno se denominó evento de transferencia de flujo (FTE) y hasta hace cinco años era un tema prácticamente desconocido por la ciencia, aunque ya se suponía que nuestro planeta y el Sol estaban conectados de alguna forma.

 

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