¡Qué no hacíamos para estar a la moda en aquellos años de adolescencia! Ante la ausencia de una identidad propia, buscábamos cualquier tendencia que nos permitiera encajar en algún grupo social. Probablemente, la histórica pelea entre emos y punketos en la CDMX resultó el epítome de la adolescencia en la década del 2000. Había tantos estilos, colores y tendencias a las que engancharnos.
A medida que recorro mis 20s, he notado un fenómeno por demás extraño: la música que solía gustarme en la adolescencia, hoy parece mejor que cualquier otra. Y lo que es peor, con el paso de los años cada nuevo sencillo que suena en la radio pareciera puro ruido sin ningún sentido. Desde un punto de vista objetivo, he concluido que esto no tiene sentido.
Aunque los libros, las películas, y los comerciales digan que lo único que envejece es el cuero, la ciencia no está (exactamente) de acuerdo. Es posible sentirse más joven de lo que uno realmente es, pero ese comportamiento de las personas más viejas que sueles describir como “tonto” y “aburrido” y el comportamiento joven que los ancianos han denominado “rebelión sin causa” tienen una base biológica. Y es imposible evitarlo.
Un maravilloso y extraño cuento animado nos narra la historia de un adolescente enamorado de una compañera de clase con pechos en la espalda.
¡aahh! (suspiro), la adolescencia… ¿Quién no sufrió o no conoce a nadie que haya sufrido en esta época de la vida? Curiosamente, los problemas parecen acumularse cuando somos adolescentes.
De una manera u otra, la gran mayoría de las personas que leen esto habrán pasado por un período de síndrome de patito feo. Esta horrible etapa generalmente aparece en la preadolescencia o adolescencia como producto de una revolución hormonal.
En ocasiones, con total falta de sincronía con nuestro cuerpo; los cambios en la voz, los cambios en las facciones del rostro, la aparición de vello, crecimiento de los pechos, etc. En general, un cambio bastante atroz que nos provoca extrañeza y negación por reconocer a quien tenemos delante del espejo.