¿El sonido de una persona comiendo te resulta molesto?

Para algunas personas, el sonido de una persona comiendo puede resultar extremadamente molesto. Al grado que acompañar a amigos o familiares durante una cena es todo un reto. El sonido de la masticación, deglución y respiración de los comensales resultan inofensivos para la mayoría. Sin embargo, para los que padecen misofonía es un martirio.

hombre comiendo una hamburguera(1)

Misofonía: el martirio de escuchar a una persona comiendo.

Se trata de una peculiar condición que causa una reacción negativa a los sonidos. Y no sólo se usa para referir a quienes se irritan cuando alguien come con la boca abierta. En los casos más graves de misofonía, las personas se irritan ante el más mínimo y cotidiano sonido del entorno. Desencadenando desde un profundo enojó hasta el comportamiento agresivo.

Se desconocen los factores que llevan al surgimiento de la misofonía, pero investigadores de la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, estarían próximos a develar el misterio. Partiendo de un grupo de 37 voluntarios, 17 de los cuales padecen misofonía, analizaron la peculiar condición y publicaron los hallazgos en un artículo del Journal of Neuroscience.

Cada uno de los participantes escuchó sonidos “disparadores”: el sonido de alguien dando sorbos a una malteada, comiendo manzana, masticando carne, etc. Mientras tanto, los científicos capturaban las imágenes cerebrales de los voluntarios.

¿Qué produce la misofónía?

Antes de pasar a la conclusión del estudio, es importante comprender algunos hechos tomados en cuenta por la investigación. Quienes padecen misofonía resultan más afectados por los sonidos provenientes de la alimentación de otra persona. La naturaleza de estas acciones involucra movimientos orofaciales vinculados al rostro, cabeza, boca y cuello.

gente comiendo

Por ejemplo, un video sin sonido de alguien tomando jugo es suficiente para sacar de quicio a quienes padecen esta condición. Además, no es extraño que alguien con misofonía imite los sonidos disparadores espontáneamente como una forma de afrontar el problema. Por alguna extraña razón, el cerebro resulta menos afectado cuando él mismo genera los sonidos que tanto le molestan.

Es en esa dinámica donde podría encontrarse la clave para entender el fenómeno. Según la conclusión del estudio, los individuos afectados por misofonía presentan un vínculo más fuerte entre la parte del cerebro que procesa el sonido y la corteza premotora. Esta última región cerebral es responsable de los movimientos musculares en boca y garganta.

Las neuronas espejo.

Entonces, los sonidos disparadores inducirían actividad en la corteza premotora de los individuos que padecen misofonía.  ¿Cómo sucede? Los científicos consideran que estos sonidos activan el sistema de neuronas espejo en el cerebro. Dichas neuronas pueden activarse en dos momentos: cuando se realiza la acción o se ve a otra persona haciendo lo mismo.

¿Se te viene a la mente el bostezo y lo contagioso que resulta? Pues sí, dichas estructuras son responsables del mecanismo¿Dónde va Vicente? Donde va la gente“. Entonces, la misofonía no sería una aversión a los sonidos. Estamos hablando de una manifestación involuntaria de actividad en regiones del sistema motriz que participan en la producción de dichos sonidos. Coloquialmente hablando, es un bug.

ardilla comiendo mejillas llenas

Es como si tu cuerpo solicitara algo que tu cerebro nunca ordenó. Entonces, la angustia resultante proviene de intentar contener el impulso. Y por eso reproducir el mismo sonido genera cierto alivio. Comprender a fondo este mecanismo conducirá al desarrollo de terapias más eficaces contra la misofonía.

Sukhbinder Kumar, autor principal del artículo, señaló que es posible entrenar al sistema de neuronas espejo. Rompiendo ese vínculo entre el sonido irritante y los efectos negativos que producen. Ahora, los futuros tratamientos contra la misofonía deberán tomar en cuenta también las regiones motoras, no sólo el procesamiento de sonidos en el cerebro.

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