Sobre las elecciones que no queremos

Llegar a la adultez es algo muy complicado. Estamos obligados a trabajar, estudiar, atender responsabilidades. Tenemos que ser “alguien” en la vida. Y cuando nos encontramos en esta etapa, es casi inevitable que surja esa crisis de identidad; una vez que somos conscientes de que poco a poco estamos dejando de existir y que inevitablemente moriremos, pasamos a relacionarnos con el tiempo de una forma totalmente diferente.

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Muchas veces, la desesperación se convierte en parte de lo cotidiano. Cuestionamos la vida y nos preguntamos si llegamos a donde alguna vez soñamos, si somos felices con las elecciones que hemos hecho. Cuestionamos nuestra propia existencia, si lo que hacemos refleja aquello que somos o si nos hemos dejado llevar por la corriente, por el efecto borrego. Aunque sea muy complicado prever las consecuencias de nuestras elecciones, es indispensable que tengamos el valor de tomarlas para no seguir bajo el yugo de aquello que la sociedad determina que debemos ser.

Cualquier elección que hagamos nos acarreará dificultades. Siempre existirá el factor imprevisible, incontrolable, son condiciones indisolubles de la vida. Entonces, es inútil querer ser abogado o médico por la pura voluntad de los padres, o simplemente por qué existe seguridad cuando se es “doctor”. De la misma forma, vivir sin miedo a tomar los riesgos no necesariamente nos traerá una vida llena de felicidad.

En cada oportunidad que tengamos debemos dejar nuestra huella, ser lo que realmente somos, pues la vida es breve y jamás ha aceptado repeticiones. Las opciones más “seguras” generalmente te llevan por caminos que nada tienen que ver contigo. Caminos en los que ni siquiera puedes ver tus pasos. Caminos vacíos y tristes llenos de montañas distantes de depresión. Y aquí, yo pregunto: ¿esas opciones “seguras” están exentas de dificultades?

Como ya dije, cualquier elección que hagamos nos traerá dificultades, pero cuando esa elección es hecha por nosotros, cuando realmente podemos ver lo que estamos haciendo, nos sentimos vivos y con más fuerza para superar las dificultades que son inherentes a cualquier elección que hacemos.

Pero, me he dado cuenta que nos acobardamos frente a los demás y cada vez más estamos siguiendo al rebaño. Aunado a esto, los sueños son abandonados y los individuos apenas sobreviven, sin entusiasmo por lo que hacen.

Estoy seguro que la felicidad no reside en pasar el día rellenando hojas de cálculo, aunque eso “reditúe” bien. Vivir una vida cliché, con edulcorantes y café descafeinado no es ninguna receta para el éxito, simplemente porque esa receta no existe. Cada persona lleva una historia dentro de sí, sueños, anhelos y sí, tiene todo el derecho de realizarlos.

Adaptarse a una sociedad enferma no es el mejor camino, pues además de ser solamente uno entre tantos, preocupado por la capacitación técnica y una vida burocrática que le “reditúe” un buen salario, será un individuo vacío, sin recuerdos que lo definan, lleno de huecos existenciales, como un forastero que no sabe de dónde vino o quién es.

Mientras tomemos elecciones influenciados por la presión social o por el miedo de no tomar el riesgo, jamás llegaremos a iluminar el mundo con lo mejor que hay en nosotros; seremos estrellas sin brillo que no iluminan el cielo y, estaremos allí, pero nunca seremos tomados en cuenta. Seremos las marionetas de un espectáculo que se mueve por caminos ajenos a nuestro corazón.

Prisioneros de una relación tormentosa con el tiempo, quizá, jamás logremos encontrarnos. Y tal vez ni siquiera sea necesario, pues seremos apenas piel muerta rellena de sentimientos que un día navegaron por aguas distintas. Sentimientos tan distintos que nos obligaron a remar en dirección opuesta. Y lo hicimos sin dudar. No seremos victoriosos ni fracasados. Seremos simplemente viajeros en un lugar desconocido, un lugar al que alguna vez nos dijeron que fuéramos. Nos sentiremos tristes y con ganas de regresar, pero incapaces de recordar los antiguos caminos que queríamos seguir. Entonces, seguiremos. Sin ánimo, alma ni voluntad. No seremos victoriosos ni fracasados, pues aquello que no es consecuencia de una elección no puede considerarse un mérito o un fracaso.

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10 comentarios en «Sobre las elecciones que no queremos»

  1. los post de sr “chow” me recuerdan a los del “awelo” (solo para entendidos)
    miren tooodo el post se resume a algo tan simple como….has lo que te guste hacer ya….
    no le crean a la sociedad. a internet, al sr chow o a yanimeacuerdo, hagan lo que les guste y ya
    si tu sueño es ser multimillonario pues convierte en eso….si tu sueño es ser taxista pues conviertete en taxista, al final no hay sueño mediocre o grande, porque al final es tu sueño, has lo que te gusta y que el mundo ruede

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    • solo 2 caminos mi pequeño saltamontes….o te mueves o le sigues donde estas, ambas traeran consecuencias, aqui la pregunta es eres feliz donde estas?

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  2. ‘Guiarse por él corazón ‘ gracias a ti se que él corazón trae un GPS incluido ! ho gran maestro ! Comeré frutas y verduras y haré ejercicio.OGT

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  3. Talvez solo debas dejar guiarte por tu corazón… pero seamos sinceros; a veces el corazón es todo un sabio llevándonos por llanas sendas y por descubrir bellos paisajes, pero otras veces es un completo pend*jo . lo siento, tenía que decirlo 😐

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