Sarampión elimina memoria inmunológica del organismo, concluye estudio

El sarampión, por sí solo, ya es una enfermedad peligrosa. Esto es suficiente para aplicar la vacuna contra la enfermedad y no tener que pasar por penurias. Sin embargo, un nuevo estudio concluye que esta enfermedad es mucho más malévola. Además de la infección, el sarampión es capaz de provocar que nuestro cuerpo «olvide» el método más efectivo para combatir a otros enemigos ya superados, lo que a largo plazo comprometería el sistema inmunológico. En otras palabras, el sarampión es capaz de hacernos un factory reset inmunológico.

La “efectividad” del sistema inmunológico en humanos se debe, en gran medida, a su mecanismo de acción. La primera vez que un virus ingresa a nuestro cuerpo, somos más susceptibles a una infección pues nuestro organismo no sabe reconocer al patógeno. Mucho menos disponemos de un plan de ataque para neutralizarlo. Bajo este escenario, la detección del problema se hace lenta al igual que la defensa del organismo, pues éste busca diversas estrategias para erradicar al virus hasta que encuentra la más efectiva.

Como consecuencia de este primer encuentro, algunos anticuerpos de respuesta se convierten en «células de memoria». Estos recuerdan al virus y, si el organismo llega a toparse con el mismo problema otra vez, lo reconocen y actúan más rápido.

Borrón y cuenta nueva.

Por eso es que este nuevo problema del sarampión resulta tan preocupante. En el estudio se contó con la participación de niños neozelandeses que no recibieron la vacuna contra el sarampión, comúnmente conocida como triple viral. En primer lugar, los científicos tomaron muestras de sangre de los voluntarios para exponerlas a fragmentos de agentes infecciosos de diversas enfermedades. Cuando se producía una respuesta inmediata, era señal de que esta enfermedad fue reconocida por las defensas del organismo y existía memoria inmunológica.

En 2013, un brote de sarampión afectó a Países Bajos y muchos niños no vacunados enfermaron. 77 pequeños habían participado en la primera fase del estudio, y regresaron para una segunda ronda en las que se practicaron las mismas pruebas inmunológicas.

Fue entonces que los investigadores lo descubrieron: los niños que padecieron sarampión habían perdido, en promedio, el 20% de la respuesta inmunológica a otras enfermedades. En el peor de los casos, la pérdida de la memoria inmunológica adquirida cayó un 70%.

Sin toda esa memoria inmunológica que habían adquirido en el pasado, los niños eran vulnerables a enfermedades que ya habían superado, como si volvieran a ser bebés. “Es como retroceder el sistema inmunológico en el tiempo, volviéndolo más inexperto”, señala Michael Mina, un experto en virus y autor del estudio.

Para corroborar los hallazgos, los investigadores analizaron la sangre de otro centenar de niños y adultos vacunados. En ninguno de estos casos se observó la pérdida de inmunidad.

La importancia de la vacunación.

Según el estudio, la diferencia con el organismo afectado por el sarampión se debe a que esta enfermedad infecta linfocitos B, programados para reconocer otras enfermedades. Como esta variedad de células es “erradicada”, cuando la infección es superada sólo quedan células de memoria capaces de reconocer al propio sarampión. De ahí para atrás, es como si el sistema inmunológico olvidara.

El sarampión también reduce la variedad de linfocitos B no específicos, es decir, que aún no poseen entrenamiento para “reconocer” determinado patógeno. Sirven para combatir enfermedades desconocidas y se ubican en la médula ósea. Por eso, la respuesta inmunológica básica de prueba y error se vuelve más lenta. Es una afectación inmunológica grave para el organismo.

Por supuesto, la forma más fácil de protegerse es vacunarse. En el primer trimestre de 2019, según datos de la Organización Mundial de la Salud, los casos de sarampión han incrementado 300%. Estas infecciones se producen en grupos de personas no vacunadas y por la falta de cobertura en la segunda dosis de la vacuna.