En Norteamérica y buena parte de Europa el 14 de febrero se celebra el Día de San Valentín. ¿Pero, alguna vez te preguntaste porqué en esta fecha? Es una conmemoración directamente relacionada con San Valentín de Roma, el santo del amor. Este médico romano que se hizo sacerdote vivió durante el siglo III, en épocas del Imperio Romano donde las guerras estaban a la orden del día.
Por ese entonces, el emperador Claudio II “el Gótico” prohibió los matrimonios al considerar que los soldados resultaban más provechosos para sus planes bélicos si guardaban la soltería. Pero, en la clandestinidad Valentín seguía oficiando uniones. Eventualmente lo descubrieron, llevaron a prisión y condenaron a muerte. Durante el período de reclusión el sacerdote empezó a recibir flores y cartas de personas que creían en el amor y querían mostrar su gratitud por permitirles vivir en matrimonio.
El gran amor de San Valentín.
También en la prisión, Valentín se enamoró apasionadamente de una mujer a sabiendas de que jamás podría disfrutar de ese amor. Además de ser ciega, la dama era hija de uno de los carceleros. La leyenda afirma que Valentín, milagrosamente, devolvió la vista a la joven. Al sacerdote lo ejecutaron el 14 de febrero del 269 d.C., y dejó una carta para su amor platónico en la que se despedía con la frase: “De tu Valentín”.
En el año 496, el Papa Gelasio I declara la santidad de Valentín provocando que millones de fieles recuerden y reconozcan su vida. Habían pasado más de dos siglos desde la muerte del sacerdote, y la Iglesia eligió la fecha de su ejecución para celebrar el Día de los Enamorados. Originalmente, esta celebración buscaba incentivar el matrimonio entre los novios jóvenes y contrarrestar los lupercales.
Tal vez Valentín no vivió una clásica historia de amor, pero es innegable el legado que dejó al mundo. Más de 1500 años después de su instauración, el Día de San Valentín es una de las fechas más emocionantes y esperadas del año para quienes viven el amor.