Salai: el amor oculto de Leonardo Da Vinci

Leonardo Da Vinci, uno de los mayores genios de la historia y principal exponente del Renacimiento, es ampliamente conocido por sus aportes en áreas tan diversas como la ciencia, arte, arquitectura e ingeniería. El historiador Walter Isaacson llegó a describirlo como una persona “ilegítima, vegetariana, homosexual, zurda, fácilmente distraída y a veces herética”.

leonardo da vinci

Sin embargo, un aspecto de su amplia trayectoria resulta un completo enigma para quienes siguen maravillándose con sus aportes 500 años después. La vida íntima de Leonardo Da Vinci es un completo misterio, pues nunca se casó o tuvo herederos. Frecuentemente se especula sobre la sexualidad del genio, y muchos sugieren que era homosexual.

“Simultáneamente, entre los textos de Leonardo Da Vinci aparecen múltiples diseños de genitales femeninos y referencias al clímax de la mujer. Debió conocer a la perfección el tema para escribir de esto con tanta precisión”, señala Alessandro Vezzosi, un profesor italiano que se especializó en la vida del artista.

Tras este velo de misterio aparece una figura central en la vida de Da Vinci. Un personaje que lo acompañó muchos años, y se especula pudo ser su amante o inspiración en obras famosas como San Juan Bautista y Baco.

Salai.

Gian Giacomo Caprotti da Oreno, también conocido como Leonardo de Salai o simplemente Salai, llegó al estudio de Da Vinci en Milán para 1490, con apenas 10 años de edad. Rápidamente se convirtió en aprendiz del artista y, poco a poco, llamó su atención. Cabe mencionar que para esta época el famoso pintor ya tenía 30 años de edad.

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San Juan Bautista y Baco, obras de Leonardo Da Vinci.

Al crecer se ganó el apodo de Salai, una referencia a su admirable belleza. El joven impresionó tanto al genio renacentista que lo retrató en múltiples obras. Aunque la hipótesis nunca se comprobó, algunos historiadores sugirieron que Gian Giacomo sirvió como inspiración para la Mona Lisa.

Independientemente de los rumores, es innegable la relevancia que tuvo Caprotti en la vida de su maestro. “Era un chico de clase trabajadora y totalmente prescindible, pero terminó viviendo con Leonardo durante 25 años”, señaló Brian Mullin, organizador de una ópera que celebra la vida del pintor italiano.

Por esa cercanía entre el pintor y su aprendiz, los expertos creen que la relación iba mucho más allá de lo profesional. Sin embargo, comprender la fascinante travesía de Da Vinci por este mundo es algo difícil pues no dejó diarios personales.

Partiendo de la poca información rescatada por Alex Mills y Brian Mullin para crear la obra, se supo que Da Vinci y Salai mantenían una relación profunda. Frecuentemente, el pintor le obsequiaba ropa costosa o lo llevaba a sus viajes. “Todos creen que fue compañero de Leonardo”.

Fin de la relación entre Da Vinci y Salai.

En 1505, otro asistente llegó a la oficina de Leonardo y la relación son Salai se tambaleó. Se trataba de Francesco Melzi, un joven proveniente de una familia noble que se convirtió en secretario particular del renacentista. A diferencia de Salai, la relación entre Da Vinci y Melzi se parecía más a la de un padre con su hijo.

Salai dibujado por Leonardo da Vinci
Retrato hecho por Leonardo Da Vinci, probablemente es Salai.

Tras analizar las obras de Leonardo, Martin Clayton, jefe de grabados y dibujos del Royal Collection Trust, cree que los asistentes representaron dos lados diferentes del propio artista. Salai figuraba como su faceta sombría. “Representar a Salai como el lado sombrío y censurable, mientras Melzi aparece como el lado sólido y trabajador, dice algo muy válido sobre Da Vinci”, menciona Clayton.

De hecho, Caprotti terminó separándose de su maestro tras la llegada de Melzi. Cuando Da Vinci se mudó a Francia, él se quedó en Milán y no estaba a su lado en 1519, año en que el genio perdió la vida.

Otro aspecto enigmático sobre la relación de estos personajes es que, tras la muerte de Leonardo Da Vinci, Salai no heredó más que unas telas que los investigadores sospechan fueron falsificadas, o incluso robadas. Por otro lado, Melzi se quedó con diversas pinturas, dibujos y algunas anotaciones del genio italiano.

Tras el fallecimiento de Leonardo Da Vinci, Gian Caprotti contrajo matrimonio con Bianca Coldirodi d’Annono y, un año después, murió durante un duelo en Milán.

 

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