Rascón de Aldabra: el ave que volvió de la extinción

La capacidad evolutiva del reino animal no deja de sorprendernos. Y el caso del rascón de Cuvier (Dryolimnas cuvieri) es un ejemplo impresionante de evolución iterativa. Esta especie de ave del tamaño de una gallina perdió su capacidad de vuelo dos veces. Sí, leíste bien… la especie desechó su capacidad de volar en dos ocasiones. De hecho, estos pájaros volvieron de la muerte.

Dryolimnas cuvieri(1)
Dryolimnas cuvieri.

Aunque el caso del rascón de Cuvier parezca peculiar, los animales que habitan islas aisladas presentan cambios evolutivos acelerados. Según el Centro Nacional para la Información Biotecnológica (NCBI), al menos 26 especies de aves pasaron por una situación similar. En 1835, mientras realizaba estudios en las Islas Galápagos, Charles Darwin detectó varias especies de pinzones que evolucionaron a partir de un ave.

Peculiar evolución del rascón de Aldabra.

Estas observaciones lo llevaron a formular el principio de la selección natural, proceso por el que las especies se adaptan al entorno. Algo parecido sucedió con el rascón cuando emigró de su natal Madagascar al suroeste del Océano Índico. Al llega al atolón de Aldabra, un arrecife en el centro de las islas Seychelles, el ave encontró un paraíso sin depredadores.

En esas condiciones especificas surgió una subespecie de rascón que abandonó su capacidad de vuelo: rascón de Aldabra (Dryolimnas cuvieri aldabranus). Sin embargo, la naturaleza tenía una devastadora sorpresa preparada y cuando las aguas del Índico inundaron el atolón, el ave despareció. Así, la subespecie no voladora del ave se extinguió.

La segunda aparición del rascón de Aldabra.

Aproximadamente 36 mil años después, el nivel del mar bajó y el atolón quedó expuesto nuevamente. En un episodio déjà vu, el rascón de Cuvier emigró nuevamente de Madagascar y volvió a perder su capacidad de vuelo. Lo cierto es que no era un comportamiento extraño, pues el rascón solía emigrar cuando su población aumentaba. Se dirigía al norte o sur del océano, aunque también al oeste de África.

Atolón de Aldabra en el Océano Índico
Atolón de Aldabra.

Los que se dirigieron al este terminaron poblando islas como Aldabra, Reunión y Mauricio. “Algo los activaba y salían volando en todas direcciones”, señala el paleontólogo Julian Hume. “Podía suceder cada 50 o 100 años. Realmente no comprendemos las razones, pero si las aves tenían suerte aterrizaban en una isla”.

Este viaje no siempre tenía un final feliz. Muchas aves terminaban ahogadas o en las fauces de los depredadores. Sin embargo, las islas ofrecían refugio y algunos de estos lugares, como Mauricio, albergaron especies de aves no voladoras como el dodo. Pero, la intervención humana venía acompañada de muchas especies que se convertían en plaga, como ratas, gatos y cabras. Eso marcó el fin de estas peculiares aves. El admirable rascón de Aldabra logró sobreponerse a varias de estas situaciones.

Evolución iterativa.

La repetición del proceso que sufrió el rascón se conoce como evolución iterativa. Un grupo de investigadores de la Universidad de Portsmouth y el Museo de Historia Natural del Reino Unido, comparó la osamenta fosilizada de un rascón antes y después de la inundación con una versión contemporánea. Encontraron que los huesos más antiguos, especialmente el ala y tobillo, presentan evidencia irrefutable de que el ave no volaba. El hueso del tobillo era más grande en las aves terrestres, lo que sugiere que los pájaros aumentaron su tamaño cuando perdieron su capacidad de volar.

Rascón de Aldabra

Esto quiere decir que el ave de Madagascar formó dos especies distintas de rascón no volador. “No hay ningún otro ejemplo de rascón, o aves en general, que revele este fenómeno de forma tan evidente”, señaló el profesor David Martill de la Universidad de Portsmouth. “Sólo el de Aldabra, que posee el registro paleontológico más antiguo de cualquier isla oceánica en la zona del Océano Indico. Existe evidencia fósil disponible que demuestra los efectos de las variaciones en el nivel del mar en los eventos de extinción y recolonización”.

El rascón no volador aún subsiste en el atolón. De hecho, es la última especie de ave no voladora en todo el Océano Indico.

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